por más bella que sea, introducir una especie a un hábitat ajeno al que pertenece no es beneficioso y, por el contrario ,puede afectar gravemente la biodiversidad y el flujo de energía de todo un ecosistema el pez león.
Respuestas
Respuesta:
A nivel mundial, el continuo intercambio de especies entre distintos hábitats, resultado de la introducción accidental o intencional de animales y plantas por parte de los seres humanos, se ha convertido en una importante amenaza para el mantenimiento de la biodiversidad de los ecosistemas (Conabio, 2016; Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010; Gómez et al., 2013). Las alteraciones o los daños que puede causar una especie que es introducida fuera de su distribución natural dependen tanto de sus características fisiológicas, anatómicas y de comportamiento, así como de las condiciones del ecosistema para soportar la introducción de estas especies. En ocasiones, las especies exóticas no son capaces de adaptarse a las condiciones del nuevo hábitat y no se reproducen, por lo que permanecen periodos cortos sin causar alteraciones mayores en los ecosistemas (Conabio, 2016). Desafortunadamente, existen múltiples especies que encuentran las condiciones favorables para adaptarse, reproducirse y colonizar exitosamente nuevos ambientes. Estas especies pueden producir daños a los ecosistemas, incluyendo el desplazamiento o incluso la extinción local de especies nativas, por lo cual son catalogadas como invasoras (Conabio, 2016; Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010; Gómez et al., 2013).
PROBLEMÁTICA DE LAS ESPECIES INVASORAS
Con el tiempo se ha logrado identificar algunas características de las especies invasoras, como su alta capacidad de adaptarse a múltiples hábitats, aun cuando éstos puedan ser diferentes a los de su lugar de origen; son conductualmente muy plásticas; tiene una alta tasa de reproducción, por lo que se vuelven muy abundantes en periodos cortos; su capacidad de dispersión es alta; son resistentes a los parásitos presentes en el medio; cambian fácilmente de dieta, alimentándose sin problema de los recursos disponibles en el nuevo medio; tienen tolerancia a intervalos amplios de temperatura y pueden ser especies crípticas que dificultan el reconocimiento de las especies nativas (Conabio, 2016). Las especies invasoras pueden causar daños a diferentes niveles, por ejemplo, alterando de manera importante el equilibrio trófico en los ecosistemas, disminuyendo la abundancia de especies clave en la cadena alimentaria. De igual forma, pueden introducir nuevos parásitos o patógenos causando enfermedades que resultan en mortalidad de las especies nativas, afectando con ello la salud en los ecosistemas de manera irreversible (Conabio, 2016; Comité Asesor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010; Gómez et al., 2013). Las especies invasoras no sólo afectan la estabilidad y biodiversidad de los ecosistemas, también representan problemas socioeconómicos al reducir las especies de importancia comercial (meros y pargos), o ecológica (peces loro), que son especies clave para la subsistencia de muchas comunidades y ocasionalmente producen toxinas que afectan a la salud humana (Conabio, 2016; Comité Ase- sor Nacional sobre Especies Invasoras, 2010; Gómez et al., 2013).
Explicación:
Un ejemplo notable de una especie invasora es el pez Pterois volitans, comúnmente llamado pez león. Es una especie originaria del Indo-Pacifico (Gómez et al., 2013). El primer registro de esta especie invasora para el Atlántico occidental fue en 1992, en la bahía de Bisayne (sur de Florida) con la liberación accidental de al menos seis individuos de una granja de reproducción, dañada por el paso del huracán Andrew. En 2000, juveniles de pez león fueron registrados en el extremo norte, a lo largo de la costa este de Estados Unidos; estados como Georgia (a 568 km del sitio del primer registro), Carolina del Sur y del Norte (más de 1230 km al Norte) y el este de las Islas Bermudas (1500 km al Este del punto de liberación). En 2001 la invasión alcanzó Nueva York (1930 km). Para 2004 aconteció el primer avistamiento en los arrecifes de las Bahamas. En mayo de 2006 un primer juvenil fue observado en las Islas Turcas y Caicos (920 km), el primer reporte confirmado para Cuba (340 km) ocurrió en 2007 y en 2008 se confirmaba su presencia en Islas Caimán, Jamaica, Haití (1000 km), República Dominicana, Puerto Rico (1500 km) y Belice (1260 km). En el caso de México, se considera como una especie establecida, se reportó por primera vez en la Isla de Cozumel en enero de 2009, y en ese mismo año se confirmó la presencia del pez león en Guatemala (1435 km), Costa Rica, Honduras, Panamá (2900 km), Colombia (3300 km) y Venezuela (4100 km). El primer reporte para el Golfo de México fue en 2012 (figura 2) (Schofield, 2009; Côté, Green y Hixon, 2013).