aprendizaje de la primera y segunda guerra mundial

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Respuesta dada por: juanfelipeospiba0520
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Si cada guerra ofrece lecciones que deberían servir para evitar nuevas guerras, las de la Gran Guerra son tantas, tan diversas y tan contradictorias que, filtradas por cada generación según sus reglas, valores y experiencias, acaban confundiéndose en una especie de magma sobre el que se asienta la Historia con mayúsculas.

La polemología (ciencia política que estudia las guerras) ofrece fórmulas o ecuaciones para calcular las posibilidades de confrontación bélica a partir de variables materiales, como el armamento y los recursos, e inmateriales, como los sentimientos, las ideologías, las motivaciones y, sobre todo, la voluntad de los dirigentes de turno de utilizar los medios a su disposición con unos u otros fines.

En su expresión más simple, por muchas y muy graves que sean las diferencias entre gobiernos y pueblos, dos factores se imponen casi siempre a los demás como causas determinantes de los conflictos: el factor humano (el liderazgo) y el factor X: los imprevistos o chispas (cisnes negros se llaman hoy) que, en cada gran crisis, acaban prendiendo la mecha del polvorín. En 1914 fue el asesinato del archiduque Fernando, heredero de la corona austro-húngara, en Sarajevo. En las guerras principales de lo que llevamos de siglo, los atentados del 11-S.

La Primera Guerra Mundial o Gran Guerra fue resultado, según la historiadora Margaret MacMillan, de la militarización, la planificación militar, las rivalidades económicas, el imperialismo, la competencia colonial, las guerras comerciales y los sistemas de alianzas que dividieron a Europa en los dos últimos decenios del siglo XX, tras la primera unificación alemana, en dos bandos hostiles ('1914, de la paz a la guerra', p. 24).

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