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Respuesta:
Aunque no todos tenemos los mismos valores
o no les damos la misma importancia, podemos
afirmar que los valores positivos nos benefician
y mejoran nuestro entorno social, al promover
un ambiente de trabajo eficaz y eficiente en un
marco de respeto a los derechos humanos y a
la legalidad. Los valores negativos o antivalores,
en cambio, propician incertidumbre y malestar
en los individuos y deterioran sus relaciones personales y laborales. El egocentrismo, la desconfianza y la deshonestidad son algunos valores negativos que pueden debilitar el potencial de una
persona, lesionar su carrera, costarle una amistad
o causar graves perjuicios en su vida.
Con frecuencia los individuos no reconocen
poseer valores negativos, pero sí los fomentan
a través de acciones que los dañan a ellos y a
otros, como mentir y participar en actos corruptos. Los valores no sólo afectan a la persona, sino
también a aquellos con quienes se interactúa,
como familiares, amigos, vecinos, compañeros
de trabajo, jefes y autoridades, entre otros. Todos somos miembros de una sociedad, pero los
valores individuales influyen en la forma en que
funciona la comunidad.
En cualquier actividad, los valores impactan
en la productividad y las relaciones interpersonales. Valores indispensables para un ambiente
de trabajo en armonía son el respeto, la honestidad, la discrecionalidad, la responsabilidad, la
identidad laboral y la iniciativa, entre otros. Estos
se traducen en acciones específicas, cuya ejecución u omisión tendrá un efecto en la forma en
que cada uno desempeña su trabajo, en qué tipo
de decisiones toma y qué tanto estas decisiones
favorecen o debilitan una Cultura de la Legalidad
dentro nuestro entorno laboral.
Para proteger y defender los atributos que promueven el desarrollo y el bienestar, los miembros
de un grupo —comunidad, vecindario, organización, empresa o institución— elaboran diferentes
normas sociales sobre lo que se considera aceptable, conveniente o valorado y lo que no lo es.
Existe una estrecha relación entre las normas y los valores. Mientras los valores reflejan
las ideas (creencias) de lo que es apropiado
o inapropiado, bueno o malo, correcto o incorrecto, las normas son las pautas o guías para actuar
en una situación determinada. Las normas reflejan
los valores de manera concreta. Cuando un valor
se relaciona con algo muy importante para la sociedad —como la vida humana—, las normas que
lo rigen se convierten en ley. Igualmente, cuando
un valor se relaciona con algo fundamental para
la organización, empresa o institución —como la
honestidad en el manejo de recursos—, se desarrolla, o debería desarrollarse, un código de conducta o un reglamento interno.
La moralidad o conciencia colectiva de una
sociedad es la suma total de sus valores, normas y leyes. Cuando esta conciencia es débil,
es minada o se descompone, existe una mayor
tendencia a que los individuos violen las normas
y leyes establecidas. Surge entonces un círculo
vicioso donde la descomposición trae aún más
degradación que afecta el bienestar de todos
Explicación: