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El aumento de las migraciones y los desplazamientos provocados por conflictos sociales, políticos, económicos o religiosos, persecuciones, situaciones de degradación, cambio climático, falta de oportunidades y seguridad humana, entre otras calamidades, fortalecen hoy los cánceres de la xenofobia y el racismo en el mundo.
Esos tumores están haciendo metástasis y abriendo las puertas al odio, la ira, la discriminación y el Belcebú de la trata de personas en países de América Latina como Argentina, Brasil, Colombia, Ecuador, Perú y otros debido, en especial, a la masiva migración de venezolanos, que se ha convertido en un problema regional y, solo en Colombia, suma casi el millón de emigrantes, según cifras oficiales.
En gran parte de esas naciones hay denuncias sobre agresiones físicas o verbales, desapariciones y sometimiento de inmigrantes a trabajos denigrantes como la prostitución, según informan varios medios de comunicación de esas naciones, pero se desconocen estadísticas precisas al respecto.
Brotes de xenofobia y racismo están impulsando campañas de concientización como Somos panas Colombia, impulsada por la ONU y en la cual reconocidos youtubers colombianos alertan sobre la xenofobia y piden, entre otras acciones, que nos coloquemos en los zapatos de los venezolanos y seamos solidarios para frenar catástrofes como el nazismo y prevenir los llamados delitos de odio, que son motivados por los prejuicios de raza, sexo, etnias, etc., contra personas o grupos de personas y que con ese nombre figuran en los códigos penales en países como España, por ejemplo, pero que se registran de forma menos específica en el de naciones como Colombia.
La xenofobia y el racismo generan violencia y muertes. En Brasil, el presidente Michel Temer militarizó la frontera con Venezuela para regular el ingreso de medio millón de inmigrantes venezolanos, que se enfrentaron a nacionales de ese país que nos los querían en su territorio, y también han forzado en otros casos a tomar medidas drásticas y, a veces, polémicas para enfrentar el éxodo en Ecuador y Perú.