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Mientras los presidentes de Aragón comulguen con el esquema colonial que España aplica a las comunidades dóciles, estas visitas a Madrid seguirán siendo inútiles. Reproducen un modelo ya desfasado. El ejecutivo aragonés se opone al PHN pero se somete a todo lo demás. Pero ese todo lo demás es precisamente lo que ha hecho posible que se decrete un PHN sin consulta ni negociación. Esa actitud dictatorial y despótica con que Madrid decide un trasvase sin consultar a los afectados es el concepto colonial, tan bien condensado en la frase de Arias Cañete: un paseo militar . No es posible negar el PHN y luego ir a Madrid a hacer el paripé, la escena del sofá. Mientras Iglesias se hacía la foto en la Moncloa el ministro de Fomento le contestaba a Labordeta que Zaragoza no necesita transporte de cercanías. Mientras Aznar decía que apuesta por el Canfranc y el Vignemale, el dinero real va para un paso fronterizo por Catalunya. No se puede denunciar el trasvase y acatar el modelo que lo propicia.
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Respuesta:Mientras los presidentes de Aragón comulguen con el esquema colonial que España aplica a las comunidades dóciles, estas visitas a Madrid seguirán siendo inútiles. Reproducen un modelo ya desfasado. El ejecutivo aragonés se opone al PHN pero se somete a todo lo demás. Pero ese todo lo demás es precisamente lo que ha hecho posible que se decrete un PHN sin consulta ni negociación. Esa actitud dictatorial y despótica con que Madrid decide un trasvase sin consultar a los afectados es el concepto colonial, tan bien condensado en la frase de Arias Cañete: un paseo militar . No es posible negar el PHN y luego ir a Madrid a hacer el paripé, la escena del sofá. Mientras Iglesias se hacía la foto en la Moncloa el ministro de Fomento le contestaba a Labordeta que Zaragoza no necesita transporte de cercanías. Mientras Aznar decía que apuesta por el Canfranc y el Vignemale, el dinero real va para un paso fronterizo por Catalunya. No se puede denunciar el trasvase y acatar el modelo que lo propicia. Se podría si se obtuvieran jugosas compensaciones: cedemos orgullo a cambio de un aeropuerto, por ejemplo. Pero eso no es posible: nadie da nada a los que se someten a los principios coloniales, no se negocia con el inferior. Por eso, toda la estrategia de oposición al PHN está equivocada. No es suficiente decir que no a este proyecto concreto --que es lo que ha venido haciendo el ejecutivo de Marcelino Iglesias--, hay que decir no al modelo que lo hace posible, hay que renegar del modelo colonial. Pero Iglesias y el PSOE aragonés parecen estancados en ese modelo. Y hay que decir tranquilamente que ese modelo perjudica a Aragón. Y también perjudica a España, que mantiene por pereza o nostalgia un esquema agotado, que cada vez más va a dificultar las relaciones entre comunidades y que en definitiva no es operativo. Hay que repensar el conjunto si queremos que funcione como tal. Hay que actualizar esta versión del programa.
Las iniciativas del País Vasco y Catalunya no pueden servir de pretexto para tratar a las demás comunidades como un magma confuso que se puede modelar indefinidamente desde el concepto colonial. Antes bien, esas propuestas han de servir para estimular una actualización del conjunto. Y esta actualización se ha de hacer cuanto antes. Con calma y con la participación de todos.
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