Realiza una carta al general manuel Belgrano informando como se encuentra en nuestro país en la actualidad AYUDA
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Respuesta:
Hasta hace algunos años no conocía mucho de usted, o por lo menos, lo único que conocía de usted, era que había sido el creador de la bandera. Luego sí, con el tiempo, leyendo la otra historia, no la oficial, conocí que había hecho mucho más que eso.
La historia oficial, ¿vio Don Manuel? Esa que lo condenó solamente a ser el creador de la bandera. Nada es casualidad, ni siquiera eso. Por algo el poder de los pocos poderosos perennes de este país, operaron y operan para que así fuera y así sea. Usted, alguien que había soñado, sería un mal ejemplo. ¡Claro, allí está la razón!
Perdóneme Don Manuel…
Tal vez usted, que fue un hombre de principios, humilde y con un despojo total de lo suyo por un sueño, en algún lugar puede que esté leyendo esto, cuando continúan destruyendo sus sueños y los de millones.
No lo sé. Tal vez sea así, porque, ¿sabe qué Don Manuel? Usted continúa viviendo en los soñadores, en los luchadores, en quienes no se resignan, en los que continúan ilusionándose con el concepto de Patria, pero el de Patria bien comprendido, no el de Patrioterismo, y menos al de sumisión a las potencias del orbe.
Perdóneme Don Manuel…
Recién ahora, muchos, aunque no la mayoría, comprendimos quién era usted, y hoy, sí, hoy más que nunca, debería la mayoría de eso que llamamos "Patria" conocer mejor su historia, porque comprendiendo la otra historia, no la oficial, podemos comprender algo más del presente, que no es diferente al pasado…
Perdóneme Don Manuel…
O en realidad, disculpe la presunción, no sé si debería perdonarme a mí. Quienes deberían solicitarle perdón, claro, son quienes entregaron y continúan entregando en retazos a su sueño y al sueño de millones.
Perdóneme Don Manuel…
Yo no conocía, o en su momento no me enseñaron que usted apenas había sido militar por accidente, pero lo más importante: había sido periodista, abogado, político, educador y un brillante economista e industrialista. Fue uno de los primeros que postuló esa idea, de que en la educación pública y para todos, se basaba la libertad y la igualdad de oportunidades, para que una sociedad pudiera prosperar.
Perdóneme Don Manuel…
O mejor dicho perdónelos, aunque no sé si podrá hacerlo, a quienes hoy cantan fuerte el himno y se colocan la escarapela del tamaño de una casa, elevando su mirada hacia su bandera, cuando no le perdonarían si en la actualidad postulara hoy su sueño. La hipocresía, Don Manuel, todavía goza de muy buena salud.
Perdóneme Don Manuel…
Hasta no hace mucho, no conocía que renunció por su sueño de tener un país libre a su sueño de conformar una familia, con una joven tucumana, con quien tuvo una hija, y a la que le dio su nombre y apellido, pero a las que nunca pudo volver a ver, porque la muerte, la implacable muerte, se lo llevó demasiado joven.
Perdóneme Don Manuel…
Hasta no hace mucho, no conocía que había donado sus premios por sus campañas militares para que se construyeran escuelas, pero la última, no lo creerá, recién se terminó de edificar, increíblemente, en el año 2004.
Perdóneme Don Manuel...
Tampoco conocía, hasta hace poco más de una década, que usted, hijo de un comerciante rico, murió en la extrema pobreza, pagándole a su médico con lo último que le quedaba, su reloj personal y que la lápida que tuvo su tumba, fue el mármol de una cómoda.
Perdóneme Don Manuel…
No todos, en su patria, esa patria que usted, como otros soñó e imaginó, y que terminó por quedar arrodillada ante el poder eterno, el que siempre estuvo agazapado, y que cíclicamente ha hecho de las suyas, lo comprenderían y acompañarían con sus ideales e ideas en la actualidad. De eso, casi estoy convencido.
La hipocresía nuevamente Don Manuel.
Perdone a gran parte de su país Don Manuel, ese, en donde los poderosos de antes, los de su tiempo, que son los mismos poderosos de hoy, lo redujeron o lo reducen a ser solo el creador de la Bandera.
Le he pedido perdón Don Manuel, con demasiada presunción, ¿por qué, quién soy yo para pedirle perdón a usted, sino apenas un hijo de esa patria que usted soñó? Ocurre que con en esta carta imaginaria, puedo recorrer parte de sus sueños pero también recordar los olvidos y las traiciones de las que fue y es víctima.
Para finalizar Don Manuel, debo decirle que en ocasiones se ha recordado por allí, que al despedirse de este mundo terrenal e injusto, exclamó: "¡Ay Patria Mía!"
Sí, Don Manuel, me tomaré la licencia de concluir, que desde dónde esté, en la actualidad, observando a este país, estará lamentándose por lo mismo, con esa frase, que si no la pronunció, seguramente la pensó:
"¡Ay Patria Mía!"
Explicación:
ESPERO HABERTE AYUDADO