Los lugares infernales. AYUDA!! Bolaño dibuja un panorama devastado que recalca el fracaso de la utopía latinoamericana y queda plasmado en la siguiente descripción: “pude ver (...) un paisaje irreal, como en blanco y negro, compuesto de árboles raquíticos, malezas, una senda de carretas, un híbrido entre el basurero y la estampa bucólica típicamente mexicana”. Estas palabras hacen alusión a los gravísimos contrastes que aquejan la realidad de ese país, siempre en equilibrio entre la imagen de un lugar de ensueño y la del horror. Del mismo modo, las capitales latinoamericanas se universalizan progresivamente, asemejándose a las ciudades europeas, las que a su vez se marginalizan. Este proceso conlleva que se deje de pensar en las metrópolis latinoamericanas como en mundos exóticos y paradisíacos; ahora estas, en muchos aspectos, son más bien escenarios que se acercan a infiernos, donde buena parte de sus habitantes son marginados, condenados ya desde el principio a la muerte y a la exclusión la pregunta es: De acuerdo con el fragmento ¿Por qué las metrópolis latinoamericanas se universalizan y qué consecuencia trae esto?
Respuestas
Respuesta:
a palabra infierno viene del latín inférnum o ínferus (por debajo de, lugar inferior, subterráneo), y está en relación con las palabra Seol (hebreo) y hades (del griego). Según muchas religiones, es el lugar donde después de la muerte son torturadas eternamente las almas de los pecadores. Es equivalente al Gehena del judaísmo, al Tártaro de la mitología griega, al Helheim según la mitología nórdica y al Inframundo de otras religiones.
En la teología católica, el infierno es una de las cuatro postrimerías del hombre.1 No se le considera un lugar sino un estado de sufrimiento. En contraste con el infierno, otros lugares de existencia después de la muerte pueden ser neutros (por ejemplo, el Sheol judío), o felices (por ejemplo, el Cielo cristiano).
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