conoce algun caso de movilidad humana
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El Perú creció económicamente en las últimas décadas a un mayor ritmo que el resto de los países de la región. Este crecimiento profundizó las desigualdades existentes entre la capital y las provincias (recibiendo fondos altamente diferenciados), y posibilitando que el proceso de migración interna que el país experimentó desde hace décadas se siga produciendo. Para graficar este contraste se puede señalar que Lima produce la mitad del PBI nacional[2] ; en una economía basada en la minería, y que esta ha profundizado un modelo totalmente centralizado y con un desigual desarrollo regional. No obstante, hacia dentro de la capital también existe segregación social y que se refleja en el déficit de servicios básicos, en el tipo de vivienda, en el acceso diferenciado al mercado laboral, al subempleo, en el deterioro físico de las viviendas, al hacinamiento, y también en el acceso a la salud[3].
Decenas de personas caminan por la Vía Expresa con dirección a Piura
Este fenómeno se ha vuelto especialmente evidente a partir de la presente pandemia de covid 19. Desde hace días son miles las personas que en el Perú buscan regresar a sus hogares, y se desplazan a pie por las principales carreteras del país. Estas movilizaciones de personas se producen desde la ciudad de Lima a regiones; y en menor medida, de regiones hacia Lima y entre regiones. Si bien el gobierno ya ha participado en la reubicación de aproximadamente 8000 personas a sus lugares de origen, se calcula que hay algo menos de 170.000 personas que esperan esa oportunidad.
El gobierno señala que, a muchos, el toque de queda (que viene acompañando la cuarentena obligatoria decretada desde el 16 de marzo) los encontró en Lima cumpliendo con citas médicas u otros trámites; muchos otros estudiaban en la ciudad capital, y otros tantos trabajaban. Todos ellos evidencian la desigualdad existente: por un lado, quienes debían moverse a Lima para acceder a servicios que no están disponibles en su lugares de origen; por el otro, los que trabajaban en Lima, y que en esta situación de excepcionalidad no están en condiciones de sostener el pago de sus alquileres ni la provisión de alimentos. El 57,2% de ellos tenían un trabajo informal que perdieron al momento de comenzada la cuarentena[4].
Estas personas que hoy no tienen trabajo, y consecuentemente no pueden comprar comida ni pagar sus alquileres conforman las caravanas de migrantes que por estos días se ven en la Carretera Central tratando de salir de Lima hacia sus regiones. Enfrentado a esta situación el gobierno nacional ha empezado a coordinar con los gobiernos regionales un traslado ordenado. Esto significa que aquellos que quieran regresar a sus casas en provincias se deban someter a la prueba de covid19 para que no expandan el virus. Así, en lugares dispuestos a tal efecto, el gobierno les realiza la prueba a los que allí lleguen, permitiéndoles seguir (y en muchos de los casos facilitando el traslado a través de traslados “humanitarios” organizados por autoridades regionales y nacionales) a quienes den negativo, y poniendo en cuarentena a quienes hayan adquirido el virus. El acceso a la prueba es una instancia altamente deseada: un salvoconducto para llegar a casa.
Según se muestra en una nota periodística que aborda el tema, acceder a esta prueba no es nada sencillo: “en la entrada al Centro Vacacional Huampaní, en Chaclacayo, más de cien personas -hombres, mujeres con bebés en brazos, niños con caras confundidas- bajaron de tres camiones de carga para encontrarse con una escena desoladora: decenas de personas que ya se habían adelantado para acampar en un lote polvoriento entre la Carretera Central y el río Rímac. Todos lucían desesperados por tomarse la prueba de Covid-19 que administran autoridades a unos pasos de allí, en el Colegio Mayor Secundario Presidente del Perú”[5]. Por otra parte, los migrantes tampoco son debidamente informados de los pasos a seguir. Por ejemplo, muchos de los que han pasado por estas pruebas “lucen” una pulsera fluorescente con un código de barras de la que desconocen su significado e importancia.
Según señaló la Ministra de Medio Ambiente, “Más o menos el 10% de cada grupo migrante dio positivo en la prueba realizada. Es muy probable que ese 10% haya contagiado a otros”[6]. Esto se da en un contexto en el que el Perú ha llegado a fines de abril con un total de 33.931 contagiados, siendo el país de Latinoamérica con más casos después de Brasil. Frente a esto los migrantes reclaman mascarillas, guantes y el acceso a pruebas rápidas. El gobierno da algunas respuestas, pero no alcanzan a cubrir las necesidades de la población: logra efectivizar algunos traslados, y custodia con policías las caravanas de aquellos a los que no pudo dar respuesta