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Explicación:Francisca Carrasco Jiménez nació el 8 de abril de 1816 en la aldea Taras
Durante la década de 1860, Costa Rica y los demás países centroamericanos enfrentaron una nueva crisis política ante la invasión del estadounidense william walker a Nicaragua y ante su idea de tomar el resto del istmo. En 1856, Juan rafael Mora Porras, presidente de Costa Rica, lanzó una proclama llamando al pueblo a movilizarse y manifestar su patriotismo empuñando las armas para expulsar al invasor Walker.
En 1856, a sus 40 años, Carrasco se inscribió como soldadera en el ejército nacional para combatir a los filibusteros.
La pasión que emanaron las históricas proclamas del mandatario Mora Porras tocó el corazón del pueblo costarricense y su orgullo. Pancha Carrasco no dudó en abandonarlo todo y marchó al lado de las tropas, convirtiéndose en la única mujer costarricense que tomó parte activa en las batallas que sostuvo el país.
Como parte de la tropa, a Pancha se le asignaron labores consideradas en ese entonces como propias de las mujeres: cuidar de la cocina, remendar, lavar y atender los heridos. Después de haber recorrido a pie todo el trayecto desde San José a Guanacaste, siguió con las tropas el camino hacia el norte y llegó a Nicaragua. En la Batalla de Rivas, que exigió una cuota de sangre altísima al grupo costarricense, Pancha Carrasco empuñó el fusil y tomó parte en la lucha establecida por la posesión de un cañón en manos del enemigo. La crónica narrada después por el general José Joaquín Mora Porras, comandante en jefe del ejército costarricense, refiere que Francisca fue la responsable de la recuperación del cañón al abatir al jefe a cargo del arma de un disparo de fusil, provocando la desbandada de los filibusteros que lo defendían.
Retrato de Francisca Carrasco Jiménez (1816-1890), heroína costarricense que participó en la Campaña Nacional de 1856-1857. Museo Histórico Cultural Juan Santamaría, en Alajuela (Costa Rica).
Después vivió todo el terrible drama de la epidemia del cólera. Retornó a pie a Costa Rica al lado del general José María Cañas, atendiendo en el camino a los enfermos, consolando a los desahuciados y enterrando a los muertos.
Cuando en las últimas semanas de 1856 el gobierno costarricense consideró necesario recobrar los puestos militares de la Vía del Tránsito, en manos aún de las tropas invasoras, Pancha acompañó nuevamente a los soldados. Marchó por entre selvas, pantanos y ciénagas hasta el río San Juan y el Gran Lago de Nicaragua. Las tropas costarricenses fueron ganando terreno en la zona, hasta que William Walker se rindió.
Cuando retornó la tranquilidad, el presidente Mora Porras organizó un reconocimiento público para los oficiales del ejército, a quienes condecoró. Francisca Carrasco, que se había destacado como una patriota valerosa, también recibió ese honor