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en días recientes se ha hecho pública, la posible relación de la Máxima Autoridad del país con personajes vinculados al narcotráfico, quienes habrían ...
por FJ Heredia Villacís
Respuesta:
:v....
Explicación:
Efectivamente, la corrupción es un juego en el que todos pierden, de allí que
acontecimientos como el financiamiento de campañas políticas con dineros de
dudosa procedencia, uso del poder en beneficio de pocos, enriquecimiento ilícito,
nepotismo en cargos del sector, determinan que el Ecuador vive un caos social,
económico y moral, producto de la galopante ola de corrupción que embarga no
solo a nuestro país, sino que ha contaminado a la mayoría, sino a todas las
sociedades latinoamericanas y de otras latitudes.
En nuestro contexto, se ha establecido una forma de vida basada en el abuso,
malversaciones, defraudaciones, coimas, tráfico de influencias, ignorancia,
enriquecimiento ilícito, mediocridad, engaños y más vicios que han corrompido la
administración de la sociedad.
Este conjunto de factores reñidos con la ética y la moral, que lamentablemente se
dan en el país, han determinado que el Ecuador se presente como una sociedad
en riesgo, concepto que quizás es el más eficiente para diagnosticar una verdad
social, millones de seres humanos inmersos en un círculo económico, sin
seguridad y procedimientos que no garantizan los fines que una organización
social persigue, ni la tranquilidad, ni el bienestar, ni la práctica de los derechos
humanos y constitucionales a plenitud.
En base a datos, no muy claros, para la opinión pública, pero que sirven para
hacer ciertas apreciaciones se ha señalado que el Ecuador es uno de los países
más corruptos del planeta y así lo sentimos los ecuatorianos, pero para este hecho
1 Alumnos del 2do. Año del Colegio Nacional de Buenos Aires, en los Talleres sobre Participación y
corrupción.
vii
cierto y nefasto existen autores, cómplices y encubridores que por la misma acción
de la corrupción están protegidos, impunes y desconocidos.
La corrupción va más allá del delito, los hechos dolorosos, dañosos y culposos,
que según la normativa del Estado se consideran como delitos, afectan no solo a
intereses particulares o de grupos, sino su principal afectación está en la sociedad
en general, la que de manera resignada debe ver como cada año se lapidan
alrededor de dos mil millones de dólares en actos de corrupción, restando con ello
la posibilidad de atender a vastos sectores de población marginada, con lo que se
fermenta la reacción social, tornando más frágil la democracia del país en un clima
de creciente ingobernabilidad, de bajo desarrollo y altos niveles de inseguridad,
poniendo incluso en riesgo la supervivencia del Estado.
La triste experiencia vivida en nuestro país con una serie de actos de corrupción
en los que se han visto involucrados lamentablemente Presidentes de la República
y altas autoridades estatales, ponen en riesgo el sistema jurídico, el aparato
administrativo, las normas morales y éticas, la propia familia y hasta las
actividades más cotidianas; por cuanto es el esfuerzo común, el recurso del Estado
el que especial y básicamente es festinado por los corruptos.