por qué los románticos se oponían a los Ideales de la Ilustración si habían sido pensados para mejorar la vida del hombre ?
Respuestas
Respuesta:
Durante bastante tiempo la historiografía de la literatura española cubrió impunemente nuestro siglo XVIII con el velo del desinterés. Era una herencia de los historiadores nacionalistas que entroncaba directamente con el pensamiento reaccionario del primer romanticismo: el siglo de las luces había sido, en España, un siglo afrancesado y sin demasiada originalidad, un siglo y una literatura excesivamente rígidos, dominados por la dictadura de la razón y el normativismo de la poética. El enfrentamiento se había fraguado en los inicios del siglo pasado -baste recordar las circunstancias de la llamada «polémica calderoniana»1- y, bajo el espíritu de la santa cruzada contra el liberalismo, había de servir de coartada a un siglo de historias de la literatura.
Cuando los historiadores de la literatura se decidieron a romper los viejos prejuicios y a entrar de lleno en uno de los siglos más injustamente olvidados, se percataron del interés y la originalidad de un proceso cultural que, fundamentado en los principios ideológicos que triunfan en toda Europa, intentaba desarrollar en nuestro país una élite procedente de una todavía insegura y heterogénea clase media. Pese a su carácter minoritario y a su presunto fracaso, la Ilustración española proporcionó, durante la segunda mitad del siglo, algunos de los textos literarios más interesantes del mismo.
Sin embargo, el movimiento ilustrado reforzó su identidad en las historias de la literatura en oposición con los períodos que le rodeaban. De este modo, la Ilustración española, con su abanderado estético, el Neoclasicismo, había llegado para poner un poco de orden en el caos que había dejado la muerte de Calderón y la degeneración de las propuestas barrocas; en el otro extremo, la rigidez de las poéticas clasicistas, el racionalismo a ultranza, se enfrentaban violentamente al grito de libertad estética, a la imaginación romántica.
Como en historia literaria los esquemas rígidos sólo sirven para ser enlatados en manuales escolares, muy pronto algunos investigadores empezaron a poner matices a esa idea monolítica. Procedente de las artes plásticas, el concepto de Rococó, aplicado fundamentalmente a la poesía, intentaba limar la frontera entre los epígonos del gongorismo y la rigidez clásica. También los límites con el Romanticismo aparecieron algo más diluidos con la invención del llamado Prerromanticismo y con la constatación de que las propuestas estéticas de los preceptistas neoclásicos siguieron siendo válidas, fundamentalmente en las escuelas, durante más de un siglo.
Me centraré, en estas páginas, en esa difusa frontera entre la Ilustración y el Romanticismo, con la intención de contribuir modestamente a derribar el muro que, desde los inicios del siglo pasado, los ha separado, pero también con la intención de reivindicar un período de nuestra literatura que, por su complejidad histórica, merece mejor suerte de la que le ha tocado hasta el momento.
Explicación:
Sacate un RESUMEN BRO si es que no puedes copiar casi todo o lo que te sirva copias