c. Presuntuoso, soberbio, engreido con su vuelo rápido y seguro, el chingolo hallábase en lo más
alto del campanario de una iglesia antigua. Una chingolita tan linda y viva como él estaba a su
lado. La torre era ancha, toda de piedra y parecía hecha para mantenerse erguida una eternidad.
Los siglos resbalaban sobre ella dejándola intacta, sin más rastros que la página oscura de su
sagrada vetustez. Subrayó los conectores que encuentro
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wow nop
nse
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adios
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