Respuestas
Respuesta:
Este domingo la liturgia nos pone de cara al problema para el que los humanos no tenemos solución: la muerte. Pero, por suerte, nos adelanta la respuesta: El que cree en mi, aunque haya muerto, vivirá. (Jn 11,25)
En domingos anteriores Jesús se nos ha presentado como la mejor propuesta para el hombre herido por la sed, la insatisfacción y la ceguera. Él, en persona, es el agua que sacia nuestros deseos más profundos y la luz que ilumina nuestras noches. Ante la herida de la muerte y de la vida, hoy nos dirá: “Yo soy la resurrección y la vida
Explicación:
El período de Cuaresma constituye un reto. A la luz del misterio pascual, al que nos acercamos, penetrando cada vez más profundamente en la meditación de la pasión y de la muerte de Cristo, es necesario que se despierte nuestra conciencia y asumamos la gran causa del valor de la vida y de la responsabilidad por la vida, que es, al mismo tiempo, la responsabilidad por el hombre hasta las raíces mismas de su existencia y de su vocación.