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La hipocresía de nuestra cultura puede llegar a que, tras una fallida negociación con ETA autorizada por el Parlamento, se persiga al negociador. ¿Es posible desarrollar una negociación sin hablarse con la otra parte?, ¿cabe negociar por vía telepática? Tal vez quepa vincular los mecanismos psicológicos de esa eventual persecución con los del pecado, la culpa y la expiación. En nuestra moral, el pecado no está proscrito, al revés, es como un bache que no hace más que justificar la existencia del Ministerio de Obras Públicas y de los peones camineros. Si alguien dice que sólo es un pobre pecador estará mostrando humildad, condición humana y talante piadoso. Nuestros guardianes de la ortodoxia nacional piden que los responsables y ejecutores de la negociación con ETA confiesen sus culpas y se hagan perdonar. En el otro lado seguramente estarán en lo mismo, lo que prueba que somos una nación. :)