• Asignatura: Historia
  • Autor: angelgh845
  • hace 6 años

resurgimiento de alemania como potencia despues de la caida del muro de berlin

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Respuesta dada por: shadowyerdy
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Sin embargo, solo dos décadas después, el PIB de Alemania Occidental correspondía al 70 por ciento del de Estados Unidos y su economía era la tercera a escala mundial, superada solo por las dos superpotencias de entonces. Como el ave Fénix, la nación había recuperado en un abrir y cerrar de ojos su músculo económico y su papel protagónico a escala continental.

Uno de los elementos centrales de esa recuperación fue que la tesis de Dulles no prosperó. En cambio, a partir de 1947, cuando se planteó el nuevo enfrentamiento entre Occidente y el bloque comunista, quedó claro que era necesario reconstruir Europa para evitar que cayera en manos de los soviéticos, como los países del sector oriental, incluida parte de Alemania. El grueso del apoyo vino a través del Plan Marshall, mediante el cual el gobierno estadounidense invirtió cerca de 13.000 millones de dólares (unos 130.000 millones al valor actual de esa moneda) para reconstruir el continente entre 1948 y 1951. De ese monto, a Alemania le correspondieron unos 1.500 millones, o sea el 4 por ciento de su PIB de entonces. Mucho menos, entre otras cosas, que lo que recibieron países cuya devastación fue muy inferior.

Pero como le dijo a SEMANA Charles S. Maier, profesor de Historia de la Universidad de Harvard, “las razones de la recuperación alemana van más allá de las contribuciones del Plan Marshall. Lo importante de este es que fue clave para demostrarles a los alemanes occidentales que no tendrían que ser un país paria para siempre, y que Estados Unidos (y otros países de Europa occidental) querían verlos renacer como potencia industrial”.

De hecho, el gobierno del primer canciller de la posguerra, Konrad Adenauer, y de su ministro de Finanzas, Ludwig Erhard (quien lo sucedería en 1963), emprendió una serie de reformas que condujeron a lo que se conoce como el ‘milagro económico alemán’ (Wirtschaftswunder). Basándose en el modelo de la economía social de mercado, las reformas de Adenauer y Erhard se dirigieron a aprovechar las herramientas del capitalismo para crear riqueza, al tiempo que aprovecharon algunos elementos del socialismo para su redistribución. En ese proceso, además de los citados recursos del Plan Marshall, varios factores contribuyeron al despegue de la naciente Alemania Federal.

El primero, la voluntad del pueblo. Como le dijo a esta revista Manfred Berg, profesor de Historia de la Universidad de Heidelberg, “la gente ansiaba un poco de seguridad y de prosperidad económica, y estaba dispuesta a trabajar largas horas –incluso a cambio de bajos salarios– para que el aparato productivo se recuperara. Además, aunque el conflicto devastó la economía, Alemania había sido una de las potencias industriales más avanzadas de la preguerra. Pese a la destrucción, su gente conservaba su ‘know-how’ y muchas estructuras industriales sobrevivieron relativamente indemnes al conflicto”. A esas condiciones internas favorables se sumaron factores externos, como la guerra de Corea de los años cincuenta y sus enormes necesidades de material bélico, que los alemanes estaban en condiciones de satisfacer. Y, por supuesto, el flujo de alemanes jóvenes y bien preparados que huyeron del lado oriental antes de la construcción del Muro, en 1961.

A su vez, como las expresiones nacionalistas estaban prohibidas, el deseo de reivindicación se expresó en el campo económico, en el que la tenacidad teutona no era sospechosa para los países vecinos. Ulrich Prehn, profesor de Historia de Alemania en el siglo XX de la Universidad Humboldt de Berlín, comentó a esta revista que “aunque de manera inconsciente, no cabe duda de que el poder económico sirvió para reemplazar los ideales perdidos de superioridad”. En ese sentido, la victoria en el Mundial de Fútbol de Suiza en 1954 fue a su vez un momento clave, ya que ese triunfo fue la primera ocasión en la que pudieron sentirse de nuevo orgullosos de su nacionalidad –e incluso gritarlo a los cuatro vientos– sin inquietar al mundo.

Sin embargo, quedaba pendiente el tema de la división entre la parte occidental (la República Federal) y la comunista (la República Democrática). A Willy Brandt, canciller federal desde 1969 hasta 1974, se le recuerda por haber reconocido a Alemania Oriental, lo que a la larga sirvió, en medio de críticas, para establecer puentes y preparar el camino de la reunificación. A su vez, Brandt tuvo en 1970 un gesto audaz que consistió en arrodillarse y rezar frente al monumento de las víctimas del gueto judío en Varsovia. De ese modo, comenzó el reconocimiento de los crímenes de guerra y la consecuente autocrítica que marcó a la sociedad y la cultura alemanas de entonces en adelante.

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