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Averroes proviene de una familia de estudiosos de derecho. Su abuelo fue cadí principal de Córdoba bajo el régimen de los almorávides y su padre mantuvo el mismo cargo hasta la llegada de la dinastía almohade en 1146. El propio Averroes fue nombrado cadí de Sevilla y sirvió en las cortes de Sevilla, Córdoba y Marruecos durante su carrera.
Además de elaborar una enciclopedia médica, escribió comentarios sobre la obra de Aristóteles; de ahí que fue conocido como «el Comentador». En su obra Refutación de la refutación (Tahafut al-tahafut) defiende la filosofía aristotélica frente a las afirmaciones de Al-Ghazali de que la filosofía estaría en contradicción con la religión y sería, por lo tanto una afrenta a las enseñanzas del islam. Jacob Anatoli tradujo sus obras del árabe al hebreo durante el siglo XIII.
A finales del siglo XII una ola de fanatismo integrista islámico invadió Al-Ándalus después de la conquista de los almohades, y Averroes fue desterrado y aislado en Lucena y Cabra, cerca de Córdoba, y se prohibieron sus obras. Meses antes de su muerte, sin embargo, fue reivindicado y llamado a la corte en Marruecos. Muchas de sus obras de lógica y metafísica se han perdido definitivamente como consecuencia de la censura. Gran parte de su obra solo ha podido sobrevivir a través de traducciones en hebreo y latín, y no en su original árabe. Su principal discípulo fue Ibn Tumlus, quien le había sucedido como médico de cámara del quinto califa almohade Al-Nasir.
En Occidente, Averroes fue conocido por sus extensos comentarios sobre Aristóteles. Sus pensamientos generaron controversias en la cristiandad latina y desencadenaron un movimiento filosófico llamado averroísmo basado en sus escritos. La teoría de Averroes sobre la unidad del intelecto se convirtió en una de las doctrinas averroístas más conocidas y controvertidas. Sus obras fueron condenadas por la Iglesia Católica en 1270 y 1277. Aunque debilitado por las críticas y refutaciones de Tomás de Aquino,[cita requerida] el averroísmo latino continuó atrayendo seguidores hasta el siglo XVI.
Muhammad ibn Ahmad ibn Muhammad ibn Rushd creció en una familia conocida por su servicio público, sobre todo en leyes y religión.[1] Su abuelo Abu al-Walid Muhammad fue cadí principal de Córdoba e imán de la mezquita aljama bajo el gobierno de los almorávides. Su padre, Abu al-Qasim Ahmad, no fue tan conocido como su abuelo, pero también fue cadí hasta el control almohade de la ciudad en 1146.[2]
De acuerdo a sus biógrafos tradicionales, la educación de Averroes fue "excelente", comenzando sus estudios en hadiz (tradiciones del profeta Mahoma), jurisprudencia, medicina y teología. Aprendió jurisprudencia maliquí de mano de al-Hafiz Abu Muhammad ibn Rizq y hadiz con Ibn Bashkuwal, un pupilo de su abuelo. Su padre también le proporcionó conocimientos de jurisprudencia. El campo de la medicina le fue instruido gracias a Abu Jafar Jarim al-Tajail, quien seguramente le enseñara además filosofía. Del mismo modo, conocía las escrituras del filósofo Ibn Bajjah, más conocido como Avempace, y quizás incluso lo conociera y tutorizara personalmente. Acudía a reuniones regulares de filósofos, médicos y poetas en Sevilla, concurridos por filósofos como Ibn Tufayl, Ibn Zuhr o el futuro califa Abu Yusuf Yaqub. Asimismo, estudió la teología kalam de la escuela Ashariyyah, que más adelante él mismo criticará. Su biógrafo del siglo XIII, Ibn al-Abbar, escribió que estaba más interesado en el estudio de las leyes y sus principios que en el hadiz, especialmente el khilaf, disputas y controversias de la jurisprudencia islámica. Ibn al-Abbar también menciona su dedicación a las "ciencias de los antiguos", en referencia a la filosofía y ciencia de la antigua Grecia.[3][4]
Carrera Editar
En 1153 Averroes se encuentra en Marrakech, la capital del califato almohade, para realizar observaciones astronómicas y para apoyar el proyecto almohade de construir nuevas instituciones educativas. Esperaba encontrar algún tipo de leyes físicas sobre los movimientos astronómicos en lugar de las leyes matemáticas que eran las únicas conocidas en la época, aunque su investigación no dio sus frutos. Durante su estancia en Marrakech, conoció a Ibn Tufayl, un renombrado filósofo, autor de Hayy ibn Yaqdhan, quien también era médico en la corte califal. Averroes e Ibn Tufayl comenzaron una amistad a pesar de sus diferencias filosóficas.
En 1169, Ibn Tufayl presentó a Averroes ante el califa almohade Abu Yaqub Yusuf. Según las crónicas del historiador Abdelwahid al-Marrakushi, el califa le preguntó a Averroes si el cielo habían existido desde siempre o se habían creado.