2) Leé el siguiente cuento Como si se tratara de un mensaje Estuvo intranquilo toda la tarde. La silla de su escritorio parecía no aceptarlo y se paró, se sentó, se paró, se sentó, y volvió a pararse mil veces. No podía fijar su atención en las páginas del libro que debía leer para la mañana siguiente. Su mirada se escapaba por la ventana. Sentía que algo le molestaba en el estómago y, tratando de librarse de esa rara sensación, fue a la cocina y tomó un vaso de leche. Nada. También probó con un poco de ejercicio y se sintió ridículo: en casa, solo, acostado en el piso con el uniforme del colegio y los zapatos puestos, haciendo abdominales. Imaginó a alguien mirándolo y riéndose de él. Intentó calmarse y volvió a la lectura. Fue entonces cuando percibió una presencia extraña. Salió de la habitación. Aunque le costaba aceptarlo, tenía miedo. Bajó las escaleras hasta el living y llamó por teléfono a su mamá. Le preguntó cuánto tardaría y volvió a sentirse ridículo, como un bebé. Tuvo ganas de ir al baño. Subió a la carrera y, cuando pasó frente a su cuarto, un viento frío pareció llamarlo desde el interior. Entonces vio que la figura se movía, avanzaba desde la ventana, se apoyaba en el escritorio como si estuviera, ella sí, leyendo el libro que había quedado abierto. Fue solo un instante, pero le alcanzó para saber qué era. Aterrorizado siguió hasta el final del pasillo y se encerró en el baño. Trató de calmarse. Temblaba. Abrió el agua fría y se refregó los ojos, pero la imagen de ese ser sin cara, sin cuerpo, de ese ser que era solo un velo blanco cubriéndolo por completo seguía en su cabeza. De pronto comprendió que la puerta cerrada no lo ponía a salvo. Decidió salir, correr hasta el living. Allí, por lo menos, estaría más cerca de la calle y del auxilio de algún vecino. Voló escaleras abajo hasta tropezar con un sillón. Se sentó y encendió la tele. Entonces escuchó un ruido que llegaba desde su habitación. Sintió que el corazón iba a estallarle. Cerró los ojos y subió el volumen. Prefería no oír los pasos del fantasma cuando por fin decidiera acercarse. En ese momento llegó su mamá. El volumen del televisor era insoportable pero Juan no parecía percibirlo. Le quitó el control remoto de las manos y lo apagó. -¿Me querés decir por qué estás acá, perdiendo el tiempo? Haceme el favor, andá arriba a estudiar. ¡Inmediatamente! No alcanzaron las súplicas ni la promesa de que estudiaría más tarde. Quien mandaba cuando había que levantar una nota era ella. Y él no podía explicarle… Por eso subió las escaleras como un condenado que camina hacia la orca. Recorrió el pasillo hasta su habitación y tocó con suavidad la puerta entornada, hasta abrirla completamente. Consideró que la lámpara encendida sobre el escritorio no era suficiente. Todavía afuera, tanteó la pared y encendió la luz del techo. Entró. Ya no había nadie. “Quizá los gritos de mamá lo espantaron”, pensó “quizá solo estuvo de paso”. Por las dudas, o porque sí, fue hacia la ventana y la cerró. Acomodó las cortinas enredadas en la silla y vio que su libro estaba en el piso. Seguramente el fantasma lo había tirado. Lo recogió, lo abrió y continuó la lectura que había abandonado hacía horas. Fue calmándose. Leyó u párrafo y otro. Pero al llegar al tercero, volvió a sentir pánico. Como si se tratara de un mensaje o una confirmación, decía: “¿Qué es un fantasma? Un hombre que se ha desvanecido hasta ser impalpable, por muerte, por ausencia, por cambios de costumbres”. Una vez más, el libro cayó al piso. Escribí por qué el protagonista decidió: (todas las respuestas están en el cuento) Encender la luz del techo respuesta: encendio la luz del techo
Respuestas
Respuesta dada por:
2
Respuesta:
la encendió porque la luz del escritorio no era suficiente
Explicación:
espero ayudarte
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