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Respuesta:
La boca, al ser una cavidad húmeda, es el lugar ideal para el crecimiento de gérmenes que pueden ser perjudiciales para la dentadura, las mucosas y aumentan el riesgo de infecciones.
Cepillarse los dientes después de cada comida, elimina partículas de alimentos, bacterias y sarro.
Si la persona puede lavarse por sí misma, se le sentará en la cama o delante del lavabo, facilitándole todo lo necesario (cepillo, dentífrico, hilo dental, agua, toalla…). En personas inconscientes, o con un alto grado de dependencia, es aconsejable lavar los dientes con una gasa empapada en antiséptico, limpiando bien todos los rincones de la cavidad bucal, teniendo especial cuidado en que los líquidos que se utilizan no pasen al aparato respiratorio. Para ello, colocar a la persona en posición de seguridad, con la cabeza hacia un lado y con una toalla debajo para proteger la cama. Al terminar, secar los labios y aplicar vaselina para hidratar y evitar grietas.
Es importante respetar los hábitos de la persona a la que cuidáis, pero, si son insuficientes debéis enseñarles las pautas a seguir.