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Explicación:
La ley Sáenz Peña contribuyó a reformular y jerarquiza la condición de ciudadano. Y esas bases radicaron nada menos que en el valor concreto que tiene el sufragio universal, que permitió también una organización política garantizando la participación de toda la sociedad.
Esta ley no sólo permitió la representación de las minorías, sino el voto universal, secreto y obligatorio para todos los varones argentinos adultos. Será recién Evita, quien daría mejor calidad democrática, cuando en septiembre de 1947, impulsa la sanción de la ley 13.010, que permitió a las mujeres acceder a las urnas, participando políticamente en el sistema democrático.
¿Por qué fue importante la ley Saenz Peña? Además de la breve reseña, esta ley fue clave porque le dio forma y contenido a los partidos políticos para que sean un factor insoslayable en la construcción de ciudadanía a través de prácticas concretas ligadas al ejercicio del voto y así se fortalecieron las redes de sociabilidad, y se consolidaron las experiencias, valores e identidades de la política y la sociedad.
Desde entonces, las campañas electorales y el ejercicio del voto muestran dos aspectos que se conjugan en la misma práctica política: primero se jerarquiza la dimensión individual, porque el cuarto oscuro consagra al individuo-elector cuando ejerce el derecho al sufragio. Y por otro lado, mantiene la dimensión colectiva que debe tener toda vocación política.
Respuesta:
Ley Sáenz Peña es el nombre por el que se conoce a la ley 8.871 sancionada por el Congreso de la Nación Argentina el 10 de febrero de 1912, que estableció el voto secreto y obligatorio para los ciudadanos argentinos varones, nativos o naturalizados, mayores de 18 años de edad, habitantes de la nación y que estuvieran inscriptos en el padrón electoral que se confeccionaba con los datos provenientes del servicio militar obligatorio.1
Esta ley debe su nombre a su impulsor, el presidente Roque Sáenz Peña, miembro del ala modernista del Partido Autonomista Nacional.2 Fue coautor de la misma el político católico Indalecio Gómez.3
Esta ley adoptaba el espíritu de universalizar el voto y no prohibía el voto de la mujer, siendo esto muy avanzado para la época, de hecho la primera mujer en votar en Argentina fue la Dra. Julieta Lanteri, quién votó el 26 de noviembre de 1911, sin embargo, posteriormente se sancionó en la ciudad de Buenos Aires una ordenanza que definía el uso del padrón del servicio militar obligatorio como padrón electoral, así se demoró el ingreso al padrón por parte de las mujeres hasta 1947. Otras personas que eran consideradas incapaces de ejercer el derecho fueron los dementes declarados en juicio y los sordomudos que no podían expresarse por escrito. Por su estado y condición se hallaban imposibilitados de votar los religiosos, los soldados y los detenidos por juez competente. Por causas de indignidad, no podían sufragar los reincidentes condenados por delitos contra la propiedad, durante cinco años después de cumplida la condena, los penados por falso testimonio y por delitos electorales, por el lapso de cinco años.
Las juntas escrutadoras de votos eran las encargadas del recuento de las votaciones, reuniéndose en la Cámara de Diputados de la Nación o en la Legislatura, constituyéndose dichas juntas en cada capital de provincia, integrada por el presidente de la Cámara Federal de Apelaciones, el juez Federal y el presidente del Superior Tribunal de Justicia de la Provincia. En la capital de la república la integró el Presidente de la Cámara Civil.
La primera aplicación de la ley fue en abril de 1912, en Santa Fe y Buenos Aires. Las primeras elecciones presidenciales realizadas bajo el sistema de la ley ocurrieron en 1916, cuatro años después de su sanción, y resultaron el triunfo del candidato por la Unión Cívica Radical, Hipólito Yrigoyen, la principal fuerza opositora al Partido Autonomista Nacional y que hasta entonces no había accedido al poder.
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