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Respuesta:
Hay un texto del apóstol San Pablo que siempre me ha impresionado, sabiendo que su vida, en momentos anteriores, fue una experiencia contraria a la fe de los primeros cristianos. Se encuentra con Cristo en el camino hacia Damasco y cambia totalmente su vida. Y dice: “No te avergüences del testimonio de nuestro Señor, ni de mí, su prisionero; al contrario, comparte conmigo los sufrimientos por el evangelio con la fortaleza de Dios, que nos ha salvado y nos ha llamado con una vocación santa” (2Tm 1, 8-9). En el tiempo de Cuaresma, contemplamos con devoción la imagen del crucifijo, Jesús en la Cruz: ese es el símbolo de la fe cristiana. Durante este tiempo nos podemos preguntar: ¿Tiene sentido el sufrimiento que está presente tanto a nivel personal o social? ¿El dolor o el sufrimiento deshumanizan? Sin fe ciertamente que no tiene sentido el sufrimiento; con la fe se sabe asumir y aplicar. “Ahora me alegro de mis padecimientos por vosotros, y completo en mi carne lo que falta a los sufrimientos de Cristo en beneficio de su cuerpo, que es la Iglesia” (Col 1, 24). Por lo tanto no hay sufrimiento inútil, puesto que “todo coopera al bien de aquellos que aman a Dios” (Rm 8, 28).
Respuesta:
La vida humana es sagrada porque es un don de Dios, y solo Él, puede disponer de ella, por eso debemos respetar la vida de todo hombre desde la concepción hasta su muerte natural.