¿A qué zonas del país de argentina afectó más cada una de ellas? 1-viruela 2-cólera 3-fiebre amarilla 4-dengue 5-coronavirus
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Si se revisan las historias de las epidemias en Argentina lo primero que llama la atención, de este momento histórico, con un país, un mundo, en cuarentena, no es lo inédito de la gravedad del Coronavirus, de hecho hubo otras epidemias incluso más graves y expansivas, lo inédito es la reacción del Estado y de gran parte de la sociedad. Es la primera vez en nuestra tradición sanitaria que estamos a la altura del peligro. Un Estado presente, protector, ejerciendo la autoridad y aprendiendo rápidamente de las mejores experiencias que se van desarrollando en el mundo.
Si se revisan las historias de las epidemias en Argentina lo primero que llama la atención, de este momento histórico, con un país, un mundo, en cuarentena, no es lo inédito de la gravedad del Coronavirus, de hecho hubo otras epidemias incluso más graves y expansivas, lo inédito es la reacción del Estado y de gran parte de la sociedad. Es la primera vez en nuestra tradición sanitaria que estamos a la altura del peligro. Un Estado presente, protector, ejerciendo la autoridad y aprendiendo rápidamente de las mejores experiencias que se van desarrollando en el mundo.Durante el siglo XIX hubo recurrentes epidemias de cólera; la de 1867 se llevó la vida, por ejemplo, del entonces vicepresidente Marcos Paz, cuando el presidente era Bartolomé Mitre. Fue uno de los 1653 muertos que tuvo la ciudad. Esta epidemia estuvo enmarcada dentro de una pandemia mundial. Las autoridades coordinaron el armado de comisiones parroquiales para atender los casos, que se debían internar en casas asignadas para ello. La epidemia se propagó al interior del país y, aun así, solo se establecieron cuarentenas para los barcos que arribaban. No se estaba ni cerca de un Estado que pudiera actuar coordinadamente para atacar las causas.
Si se revisan las historias de las epidemias en Argentina lo primero que llama la atención, de este momento histórico, con un país, un mundo, en cuarentena, no es lo inédito de la gravedad del Coronavirus, de hecho hubo otras epidemias incluso más graves y expansivas, lo inédito es la reacción del Estado y de gran parte de la sociedad. Es la primera vez en nuestra tradición sanitaria que estamos a la altura del peligro. Un Estado presente, protector, ejerciendo la autoridad y aprendiendo rápidamente de las mejores experiencias que se van desarrollando en el mundo.Durante el siglo XIX hubo recurrentes epidemias de cólera; la de 1867 se llevó la vida, por ejemplo, del entonces vicepresidente Marcos Paz, cuando el presidente era Bartolomé Mitre. Fue uno de los 1653 muertos que tuvo la ciudad. Esta epidemia estuvo enmarcada dentro de una pandemia mundial. Las autoridades coordinaron el armado de comisiones parroquiales para atender los casos, que se debían internar en casas asignadas para ello. La epidemia se propagó al interior del país y, aun así, solo se establecieron cuarentenas para los barcos que arribaban. No se estaba ni cerca de un Estado que pudiera actuar coordinadamente para atacar las causas.En 1871 la epidemia de Fiebre amarilla se convirtió en tragedia. Con un saldo de 14.000 muertos que representaron el 8% del total de habitantes de la ciudad. Miles de problemas de higiene y descontrol sanitario fueron el campo fértil para que el mosquito aedes aegypti se haga su festín. Pero en ese entonces desconocían las causas del contagio. Más allá de eso el Estado se ausentó de una manera insuperable. Primero, ante la evidencia del aumento de víctimas, se decidió no divulgar la noticia para no arruinar los festejos de Carnaval. El entonces presidente, Domingo Faustino Sarmiento ordenó meter preso al médico del puerto porteño, quien había osado someter a cuarentena a los pasajeros de dos barcos recién llegados del norte del país, que era de donde se sospechaba provenía la enfermedad. En la misma ciudad de Buenos Aires convivían el gobierno nacional, el provincial y el municipal. Casi una sobreoferta de burocracia estatal, pero lejos de tomar el control y liderar la lucha contra la enfermedad Sarmiento huyó de la ciudad. En el mismo tren también se escaparon: la Corte Suprema en pleno, los cinco ministros del Poder Ejecutivo Nacional y la mayor parte de los diputados y senadores. Las tareas de salud las organizaron los vecinos y médicos como Juan Antonio Argerich. La única acción estatal fue vergonzosa, se culpó de la enfermedad a los pobladores negros de la zona de San Telmo y el ejército decidió ponerlos en cuarentena sin dejarlos salir lo que generó entre ellos la mayor mortandad.
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