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Respuesta:
Primeras ideas sobre la herencia. ... Medio siglo más tarde Gregor Mendel utilizó el conocimiento que se tenía sobre la reproducción de las plantas y diseño una serie de experiencias sobre la herencia. A pesar de que sus datos fueron ignoradas durante mucho tiempo, sentaron las bases de la genética moderna.
Explicación:
Respuesta:Desde los comienzos de la historia y antes también, los hombres deben haber notado que tanto el macho como la hembra transmitían características a sus hijos, por ejemplo el color de pelo, una nariz grande o un mentón pequeño. Y a lo largo de la historia, la herencia biológica ha sido un factor importante en la organización social humana, determinando frecuentemente la distribución de la riqueza, el poder, la tierra y los privilegios reales.
La herencia, la transmisión de las características de padres a hijos, no se estudió como ciencia hasta la mitad del siglo XIX. Y sin embargo, los problemas encarados en este estudio se encuentran entre los más fundamentales de la biología, dado que la autoduplicación es la esencia del proceso hereditario y una de las principales propiedades de los sistemas vivos.
Gran parte de los estudios sobre la herencia biológica se realizaron con plantas y animales de interés económico. Los registros muestran que hace unos 5000 años se cruzaban deliberadamente tanto palmeras datileras como caballos. A principios del 1800 la cruza de plantas era una práctica muy extendida, en especial entre las ornamentales como los tulipanes. Medio siglo más tarde Gregor Mendel utilizó el conocimiento que se tenía sobre la reproducción de las plantas y diseño una serie de experiencias sobre la herencia. A pesar de que sus datos fueron ignoradas durante mucho tiempo, sentaron las bases de la genética moderna.
El primer científico que meditó sobre el mecanismo de la herencia fue Hipócrates (460?-377? A. C.) (Fig. 1). El propuso que partículas específicas, o “semillas", son producidas por todas las partes del cuerpo y se transmiten a la progenie en el momento de la concepción, haciendo que ciertas partes de la progenie se asemejen a las del padre. Un siglo después Aristóteles (Fig. 2) rechazó las ideas de Hipócrates . Los hijos parecen heredar características de sus abuelos o bisabuelos, más que de sus padres, observó Aristóteles, pero ¿de qué manera estos parientes lejanos pudieron haber contribuido con las "semillas" de la carne y de la sangre?
Para resolver este problema, Aristóteles postuló que el semen del macho estaba formado por ingredientes imperfectamente mezclados, algunos de los cuales fueron heredados de generaciones pasadas. En la fecundación, propuso, el semen masculino se mezclaba con el "semen femenino", el fluido menstrual, dándole forma y potencia a la sustancia amorfa. A partir de este material se formaba la carne y la sangre.
Durante dos mil años nadie tuvo una idea mejor. En verdad, no hubo en absoluto nuevas ideas. Los textos médicos del siglo XVII continuaron mostrando varias etapas de la coagulación del embrión a partir de la mezcla del semen materno y paterno. En realidad, muchos científicos, creían que estas mezclas ni siquiera eran necesarias; sostenían que la vida, podía aparecer por generación espontánea.
En 1677, al observar por primera vez un espermatozoide con un microscopio, un fabricante de lentes Anton van Leeuwenhoek, descubrió "animálculos" (Fig. 3).
Veían dentro de cada espermatozoide una criatura humana diminuta. Se pensaba que esta pequeñita criatura era el futuro ser en miniatura y que una vez implantado en el vientre materno se nutria y crecía.
A mediados del siglo XIX, el concepto de los animálculos comenzó a perder fuerza a la luz de nuevos descubrimientos. Los cruzamientos artificiales producidos por jardineros, demostraban que tanto los granos de polen (que contienen las células espermáticas) provenientes de una planta, como los óvulos de otra suministraban características especificas.
En esta época se sostuvo la teoría de herencia por mezcla, la cual sostenía que al combinarse los óvulos y los espermatozoides, se produce una mezcla de material hereditario que resulta en una combinación semejante a la mezcla de dos tintas de diferentes colores. Puede verse que esta idea no era correcta (ya que si se cruzaba un animal negro con una blanco, la descendencia seria gris y eso no ocurría), pues ignoraba el fenómeno de características que saltan una generación, e incluso varias generaciones y luego reaparecen.
Si la hipótesis de la herencia por mezcla fuese válida, las variaciones hereditarias desaparecerían, como una solo gota de tinta en una mezcla de muchos colores. La reproducción sexual daría como resultado final una completa uniformidad, lo que evitaría la evolución.