Explicación de como el hombre fue transformando el ambiente montañoso Ayúdenme plis no encuentro info
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El hombre ha vivido desde el pasado más remoto en las zonas de montaña y una parte muy significativa de la humanidad todavía vive allí. En la presencia del hombre en la montaña se debe distinguir la habitación permanente de la temporal y considerar también las migraciones de variados tipos que se han establecido entre la montaña y la tierra baja. En función fundamentalmente de la altitud, se ha de diferenciar la montaña habitable y/o productiva, de la alta montaña, inhóspita, reino del frío, la nieve, el hielo y la roca, falta de vida o morada de seres poderosos y a menudo maléficos, que forman parte de la mitología de cualquier cultura que haya convivido con la montaña.
También los desplazamientos, a pie, a caballo, o en todo tipo de vehículos, han sido protagonistas de la historia del hombre en la montaña. Las duras condiciones meteorológicas promovieron en los Pirineos y en otras cordilleras la construcción de hospitales (albergues), para dar cobijo, comida y bebida a los que transitaban por aquellos parajes. Su nombre se debe a la dependencia original de la Orden de los Hospitalarios de San Juan de Jerusalén, más conocida como Orden de Malta, nacida en el siglo XI. Los hospitales se situaban en las cabeceras de los valles, cerca de los puertos de montaña o en los propios collados.
Los pastores, en sus desplazamientos y largas estancias en los pastos de altitud, edificaron cabañas o barracas para protegerse, junto con su ganado, de la noche y el mal tiempo. También se construyeron en los Pirineos hitos, pequeños pilares o montjoies, en catalán, de piedra de hasta 3 m de altura (Krüger, [1939] 1995), que guiaban a los pastores y a los viajeros de toda índole entre la niebla y la nieve. Muchas de estas construcciones ya han desaparecido. El topónimo piedrahita ha quedado vinculado a este elemento del paisaje. Unas construcciones con una función muy específica son los paravientos, pequeñas estructuras de piedra seca que servían (y sirven todavía) de cobijo para los pastores cuando vigilaban el rebaño o simplemente descansaban. Y a lo largo del camino se debían también encontrar paradores en la sombra para descansar y hacer la siesta: eran los amurriadores, sesteaderos y mosqueras, palabras que han perdurado hasta hoy convertidas en genéricos toponímicos en diversas zonas pirenaicas. Amurriador es, concretamente, una palabra que proviene del cruce del latín meridiare, “hacer la siesta” con amorrar (se), reunirse las ovejas con la cabeza agachada (Enciclopèdia Catalana, 2010).
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