Respuestas
Explicación:
Grandes líneas. Un mismo problema.
Este panorama se concreta a dos manifestaciones de la narrativa: cuento y novela. Nuestra visión tiende a ser informativa y, por momentos, valorativa. Está sin escribir la historia globalizadora del cuento y la novela venezolanos. El cuento sigue preterido en los estudios críticos (1). Sobre novela se ha escrito más, casi siempre de manera fragmentaria (2). Aquí sólo van unas líneas demarcadoras de tendencias y períodos. Se mencionan los nombres más relevantes de autores de obras; disculpadas, de antemano, las omisiones
Respuesta: El concurso de cuentos de El Cojo Ilustrado, y su línea editorial en
relación con la concepción del cuento como género, no solo contribuyeron con
la proliferación de obras y nuevos escritores, sino que también propiciaron
reflexiones y preocupaciones en torno a los temas y asuntos que se deben
atender. En este sentido, estos primeros representantes del cuento venezolano
definieron con su obra un estilo, unas preocupaciones y unas temáticas que se
mantendrían en el imaginario crítico por décadas.
En la antología de Uslar Pietri y Julián Padrón, los nombres de los cuentistas
se amplían considerablemente, sobre todo si se toma como contrastación la
antología de Valentín de Pedro. Los autores reunidos por Uslar y Padrón son
reagrupados por generaciones, las cuales están delimitadas por las distintas
revistas que dieron difusión o le sirvieron de portavoz a sus obras entre los
años de 1890 a 1935. Así tenemos que entre 1890 a 1910 los compiladores
presentan los cuentistas cuya generación publicó, fundamentalmente, en las
revistas El Cojo Ilustrado y Cosmópolis. La generación siguiente parte de
1910 y se extiende hasta 1920, al amparo de otras dos revistas, La Alborada
y Sagitario. En esta segunda generación se destacan nombres que se sumarán
como parte del canon del cuento venezolano. Nos referimos especialmente a
Rómulo Gallegos, Leoncio Martínez y Julio Rosales. El grupo de cuentistas que
va desde 1920 hasta 1925 se reúne en torno a las revistas Cultura venezolana y
Actualidades. Otros dos grupos de cuentistas reconocidos por los antologistas
referidos son los aglutinados en Válvula y El ingenioso hidalgo, en torno a 1929.
El grupo de cuentistas vinculados con la Revista Nacional, Elite y la revista
Viernes cierra la selección.
Esta propuesta antológica de Uslar Pietri y Julián Padrón pone en evidencia
la estrecha relación que el cuento venezolano ha tenido, desde sus orígenes,
con las publicaciones periódicas de índole cultural y literaria. Las publicaciones
periódicas representaron el espacio propicio para el nacimiento y desarrollo
del cuento en Venezuela, quizás por la inmediatez de su difusión, o por lo bien
que se ajusta este género a las exigencias de espacio o porque existían pocas
alternativas editoriales que aprovechar. Indiferentemente de la razón o las
razones que estimularon este vínculo, los cuentistas publican con relativa rapidez
y frecuencia, y sus textos se sometían al juicio público de forma inmediata.
El intercambio entre público, cuentistas y críticos era casi simultáneo, en un
determinado número de alguna de estas revistas podía aparecer una crítica sobre
un cuento publicado en el número anterior. Como dijimos antes, el dinamismo
imprimido por esta relación generó prematuramente (desde El Cojo Ilustrado)
una matriz de opinión sobre el rumbo temático por el que debía afanarse el
cuento venezolano: lo nacional o el alma venezolana en tierra venezolana, para
decirlo con palabras del mismo Uslar Pietri.
La relación telúrica entre el hombre y la tierra, el hombre y las costumbres,
la búsqueda del ser venezolano en su tortuosa historia, es pues, el tema que
se consagra en esos primeros cincuenta años del cuento venezolano que van