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Esperar el momento oportuno
En el periodo de noviazgo ambos jóvenes van a intentar conocerse más y dialogar más para estar bien preparados para el matrimonio. Según opinión de muchos psicólogos que tratan el tema del matrimonio, el noviazgo debe durar un periodo aproximado de entre año y medio y dos años y medio. Ese es el tiempo ideal para que el noviazgo sea verdaderamente una preparación para el matrimonio.
Yo creo que la edad ideal para tener novio/a es de los 22 a los 24 años. Antes de esa edad es recomendable que el jóven o la oven pase más tiempo con su familia y sus amigos y se dedique a los estudios.
Los noviazgos que empiezan a los 16 años rara vez terminan en matrimonio y si se convierten en noviazgos largos, peligra el llegar virgen al matrimonio.
Cuando la pareja es muy jóven el matrimonio no es aconsejable porque se pueden confundir sentimientos y emociones. Si tú con los pocos años que tienes todavía no te conoces bien ¿cómo quieres conocer a tu novio o novia?
¡No hay prisa; vive y goza tu juventud! Aprende un poco de la vida para que, cuando te cases, hayas vivido lo suficiente para experimentar un poco lo que es la vida y vayas más seguro de lo que quieres. ¡Aprovecha este tiempo precioso!
Compartir con la pareja
El noviazgo es un tiempo ideal para compartir juntos, participar en grupos juveniles, conocer bien a la familia del otro y tener muchísimas actividades en común. Esta es la mejor forma para conocer bien a tu pareja, o sea, en actividades y paseos recreativos juveniles y en reuniones familiares.
El novio y la novia tienen derecho a estar a solas para hablar y dialogar. Pero yo no concibo un noviazgo donde están siempre los dos solitos. Hay que aprender a estar en grupo, porque las actividades de grupo son fundamentales.
Yo creo firmemente que la causa de que muchos matrimonios fracasan es que hicieron un mal noviazgo. En el periodo del noviazgo, es indispensable conocer bien a la pareja para saber bien con quien te vas a casar, porque es una decisión para toda la vida. Escoge bien con quién te vas a casar, no sea que después te lleves una tremenda sorpresa. Ten en cuenta que tu novio será el padre de tus hijos, y tu novia la madre de tus hijos.
Respetar la libertad de la otra persona
Ser novio de una persona no te concede derecho alguno para que intervengas demasiado en su vida, porque esa otra persona todavía no te pertenece, no es tuya.
En el periodo del noviazgo nadie tiene derecho a meterse en la vida de la otra persona y presionarla a que decida una u otra cosa que tenga que ver con su vida familiar, sus estudios, sus metas o sus gustos. Debe haber un gran reseto a la privacidad de la otra persona.
Un noviazgo auténtico no debe jamás perjudicar tu vida ni apartarte de Dios, de tus estudios, de tu vida cristiana o de tu vida familiar. En tu vida cristiana, si tu novio te lleva al pecado o tu novia te apparta de Dios, ese noviazgo no es del Señor. El novio o novia que haga que el otro se pelee con su familia y destruya su vida familiar, no es bueno. Si no te permite estudiar, es un egoísta. Son cosas fundamentales que un buen noviazgo nunca debe afectar ni perjudicar.
Es muy importante que los novios, al entrar en ese periodo formal de relaciones humanas, comprendan que el noviazgo no implica pertenencia. En el noviazgo nadie posee al otro; cada uno es dueño solamente de sí mismo. Por lo tanto, cada uno debe acetar que hay fronteras que no deben traspasar.
En el noviazgo cada uno tiene que dar libertad al otro para que desarrolle su propia personalidad y sea como quiera. Ambos jóvenes están en un proceso de crecimiento y tienen derecho a decidir por sí mismos. Hay noviazgos donde uno de los dos se convierte en un dictador del otro, como si fuera su amo. El ser novio no te da derecho a decidir por tu novia y decirle lo que tiene que hacer en su casa, qué carrera debe estudiar o si debe tener ese amigo o amiga.
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