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Historia de la mochila
El origen de la mochila se remonta a la prehistoria, cuando en los desplazamientos del hombre, este tenía que portear sus pocos enseres la espalda. La evolución de la mochila ha ido pareja a la necesidad del hombre de transportar más cosas cada vez más pesadas. Las guerras han sido las que han impulsado, sobre todo desde el siglo XVIII, los diferentes avances, tanto en materiales como en formas y capacidades, ya que el soldado, debido al nuevo tipo de conflicto , debía llevar sobre su espalda todo lo imprescindible para poder sobrevivir en el frente.
Hoy en día, nuestras mochilas no tienen nada que ver con aquellas de lona pesada, ya que son de fibras sintéticas impermeables y ligeras, quedando la resistencia condicionada por la utilización de unos u otros materiales. También a evolucionado la forma y la estructura de las mochilas para adaptarse mucho mejor a la anatomía humana, apareciendo modernos sistemas de suspensión y regulación. La actividad que vayamos a realizar determinara el tipo de mochila que debemos adquirir (escalada, senderismo, esquí...).
Materiales de fabricación
La cordura, un derivado de la poliamida, es el material más utilizado hoy en día para la construcción de mochilas, ya que está dotada de una excelente relación peso y resistencia a la abrasión y el desgarro. Los grosores más recomendados van de los 500 a los 1000 deniers.
Mediante un acabado con revestimiento, resinado o inducido, de poliuretano, se logra la impermeabilidad de las mochilas, aunque las costuras siempre serán las vías preferidas del agua para hacer incursiones en la ropa, saco y otras cosas que llevemos en su interior. Algunas mochilas hiperligeras de mediana y gran capacidad emplean tejidos como el Kevlar, fibra de gran resistencia a la abrasión, para su construcción.
Partes de una mochila
Partes de una mochila.jpg
Ajuste de la altura de la tapa.
Asa de izado.
Tirantes superiores de los hombros o estabilizadores.
Hombreras anatómicas. Se adaptan a la forma espalda hombro tórax, reduciendo el apoyo indirecto sobre el cuello.
Espalda acolchada.
Ajuste pectoral.
Tensores de hombreras.
Cinturón acolchado y anatómico. Reduce la presión sobre las caderas.
Ajuste de cintura .
Ceñidores de balanceo del cinturón. Reducen el balanceo lateral.
Acolchado lumbar.
Cuelga dedos. Al colgar el dedo pulgar mantendremos las manos a la altura del corazón y evitaremos que se hinchen con motivo de llevarlas bajas.
Ajuste de altura.
Cintas de compresión y porta esquís.
Cruceta anatómica. Repartir la carga directamente al centro de las clavículas, liberando el cuello.
Bolsillo en la tapa.
Porta materiales