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Saber administrarse no sólo nos permite estar solventes económicamente, sino también, sentirnos tranquilos mental y físicamente, y así evitar graves daños a nuestra salud. La administración debe tener un equilibrio entre lo que se percibe.
De nada vale gastar más de lo que se gana, porque como consecuencia se tendrá que endeudar más para cubrir los gastos faltantes, y el sobregiro se mantiene como hábito de nuestra administración. De la misma manera como administramos nuestras finanzas lo manifestamos en nuestro negocio u emprendimiento, y como consecuencia vemos escasas las ganancias.
Absolutamente todo proyecto, ya sea personal o empresarial, debe partir de una planificación administrativa porque si el producto o servicio es muy bueno y la administración es deficiente, difícilmente se podrá triunfar.
El problema no está en cuanto se gana, sino en cuanto se gasta. Tener un presupuesto inicial y control de los gastos, son los primeros pasos para darle sentido al futuro financiero de nuestro emprendimiento