como a sido la significación del cuerpo a lo largo de la historia​

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Respuesta dada por: soooooof
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A lo largo de la historia de la humanidad, el significante cuerpo ha asumido variadas interpretaciones de acuerdo a la visión que prevaleció en cada época; y describir e interpretar cada una de éstas, nos lleva a contemplar los paradigmas predominantes.

Antiguamente, en la Grecia Clásica, Platón (428-347) presenta una idea armónica del cuerpo y del alma cuando en La República resalta la importancia que la gimnasia tiene para la defensa de la ciudad (Esparta) y como desarrollo intelectual en la educación del espíritu, así como en Atenas es un medio para la belleza. Más adelante Aristóteles (384-322), formado en la academia platónica, considera a la gimnasia como parte esencial de la educación pero reconociéndole fines asociados a la salud. Contradictoriamente, Platón impone una concepción dualista que lleva a considerar al cuerpo como cárcel del alma, cuando dice: ”…el cuerpo nunca nos conduce a la sabiduría, nos opone mil obstáculos por la necesidad de cuidarlo…”

Trasladando esto al plano educativo, se observa una concepción intelectualista, donde la educación debía dirigirse a lo espiritual, colocando luego a la Educación Física en una escala inferior y considerando al profesor como una persona diestra y bella pero sin capacidad crítica.

Esta dualidad entre cuerpo y espíritu se mantiene en la Edad Media con el cristianismo donde también se produce un rechazo de la educación física por estar ligada a la cultura pagana. Aquí la educación esta orientada al alma y tendrá carácter ascético (perfección espiritual). Como idea predominante surge la de “domar” el cuerpo como preparación para el arte de la guerra o como medio de purificación del alma, salvándola de impurezas y pudiendo así llegar a Dios. Aquí el dualismo le da fundamentalmente importancia al espíritu.

En la Edad Moderna, Descartes (1596-1650), creador de la corriente idealista, vuelve a marcar el dualismo. Retoma la concepción desvalorizante del cuerpo, al cual lo considera como instrumento del alma, afirmando que la esencia humana se distingue por la capacidad de pensar. Él considera que sólo el pensamiento es capaz de concebir y de querer; el cuerpo se reduce a una maquinaria movida por el espíritu. “… como un reloj compuesto por ruedas y contrapeso, considero al cuerpo del hombre…” (Descartes, 1626).

Esta representación mecanicista del cuerpo llevaría luego a un rendimiento desmedido en el deporte y a una alienación del cuerpo tomado como fuerza para el trabajo explotador en la producción humana.

En esta época se le asignaba mucha importancia a la matemática, todo debía tener un orden cuantitativo, todo debía ser calculado, medido, sin riesgos. Siguiendo las líneas de Foucault, esta concepción mecanicista se puede pensar desde dos áreas: la anatómico-metafísico y la técnico política. En la primera, y dentro de esta en la parte anatómica, se considera al cuerpo como un reloj dividido por partes donde cada una tiene una función específica; y los sentimientos que no pueden ser cuantificables conformarían la parte metafísica. Aquí se da una especie de desequilibrio psicofísico, que traducido al plano concreto de la realidad se observa como el deporte, dentro de una sociedad altamente competitiva, exige un rendimiento, una marca determinada, un record, que quizá la parte anatómica no puede cumplir, generando así la necesidad de buscar el éxito fuera del cuerpo (doping).

Desde el área técnico-política, se observa un espíritu debilitado por un cuerpo alienado a diferentes regímenes, como lo son el laboral, político, educativo, etc. Tomando como ejemplo el trabajo, en el sistema capitalista, se observa que se privilegia un lugar superior desde el cual se puede ver a todos los de abajo. Éste régimen verticalista es el que desvaloriza. Además, este sistema busca la estereotipación, la homogeneización social, excluyendo al que no se adapta, por esto se dice que normaliza y excluye. Este disciplinamiento del cuerpo llevó a Michel Foucault a hablar de los cuerpos sometidos a un orden impuesto: “…en toda sociedad, el cuerpo ha quedado prendido en el interior de poderes muy ceñidos, que le han impuesto coacciones, interdicciones y obligaciones…”

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