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Me dirijo a ustedes con el fin de mostrarles mi malestar e indignación ante un hecho que llevo percibiendo en su centro desde hace cinco meses, el tiempo que llevo con las sesiones de rehabilitación que mi salud precisa.
Son varias las horas que, diariamente, paso en el centro en el cual prestan sus servicios, y me apena observar que todos los residuos se depositan en el mismo envase sin tener en cuenta sus características, su fin y, especialmente, la contaminación que estos producen a la naturaleza y al medio ambiente.
Como persona concienciada con el cuidado y el respeto al medio ambiente les diré que, en la escuela infantil en la cual trabajo, enseñamos a los niños a usar los contenedores según su color y el material de los residuos. Cabe destacar que, después de aprendido, son los propios niños los que nos regañan si, a conciencia y para comprobar su aprendizaje, depositamos un residuo en el contenedor equivocado.
No pretendo ser oráculo de ninguna verdad pues como todos los seres humanos tengo mil defectos y cometo equivocaciones una y otra vez. Con esta carta solo pretendo hacerles saber que, entre todos, podemos hacer de este mundo un lugar más habitable, ya no solo para nosotros, sino para nuestros hijos, nietos y, en general, para las futuras generaciones, pues todos somos responsables, en mayor o menor medida, de su bienestar.
En mi humilde opinión son los centros y lugares públicos los primeros que deberían pregonar con el ejemplo del reciclaje, pues aunque tratemos de llevarlo a cabo y enseñarlo a nuestros niños y jóvenes si después perciben lo contrario como dinámica ‘normalizada’ ( lo cual me parece un verdadero horror) el trabajo previamente realizado no habrá servido para nada. En su caso, tratándose de un centro para el cuidado de la salud, me provoca aún más rabia, enfado e indignación.
¿Acaso no es la naturaleza la que nos proporciona las condiciones y los estados necesarios para mantenernos saludables? Piénsenlo.
Como dato les puedo decir que el plástico tarda entre 100 y 1.000 años en degradarse y, reciclándolo, evitamos que las industrias tengan que producir más químicos que contaminan el aire y destruyen la capa de ozono. La utilización de productos reciclados disminuye el consumo de energía. Si se consumen menos combustibles fósiles, se generará menos CO2 y por lo tanto habrá menos lluvia ácida y se reducirá el efecto invernadero.
Con el mayor de los respetos me gustaría sugerirles que habilitaran en su centro los contenedores oportunos para el correcto reciclaje de los residuos. Es un coste que, si miramos al futuro, no nos supone nada y sí ayuda a que la naturaleza respire libre de tanta contaminación. A continuación les enumero algunos de los pasos que podrían llevar a cabo para minimizar sus residuos:
Conformar un equipo entre todos los responsables del centro para elaborar estrategias sobre líneas de acción para el manejo de los residuos.
Observar todo lo que entra en el centro y todo lo que existe en el hospital (residuos sólidos, restos de comida, químicos, productos sanitarios como guantes…). Se sorprenderán al darse cuenta que cerca del 85% de los residuos que existen en el centro son residuos no infecciosos, similares a los que encontraría en un hotel o en un edificio de oficinas.
Segregar los residuos con el fin de reducirlos. Con la información del paso anterior podemos identificar las prácticas que implican un derroche y así diseñar una estrategia para el manejo de residuos que incorpore medidas de reducción, reutilización y reciclaje de residuos.
Enseñar al personal a segregar dichos residuos explicándoles las consecuencias de su mala utilización. Para ello pueden colocar carteles en los lugares donde se clasifican los residuos.
No tire lo que pueda reciclar. El cartón, el vidrio, el papel de oficina, las latas de bebidas, los periódicos, las revistas y los plásticos tienen mercados de reciclaje en todo el país. Reserven un espacio para colocar los contenedores.
Trabajar con el equipo de compras para seleccionar insumos reutilizables en lugar de descartables.
Todas estas acciones pueden ayudar a su centro a marcar el camino para proveer el mejor cuidado al paciente, preocupándose por la seguridad y el bienestar de sus empleados, pacientes, visitas y de las comunidades en las que trabaja y sirve.
Sin más les agradezco su tiempo y atención esperando que reflexionen sobre lo escrito y ansiando encontrar pronto en su espacio la concienciación sobre uno de los mayores problemas de nuestra sociedad. Les invito a pasar a la acción ya que de esta manera los que, por obligación, debemos acudir a su centro a diario, nos sentiremos mucho más cómodos y no volveremos a casa con esta sensación de impotencia que hoy me ha llevado a escribirles estas palabras.