¿Por qué la primera Guerra Mundial que era de un imperio termina convirtiéndose en una guerra contra el imperio?
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Respuesta:
La Primera Guerra Mundial, anteriormente llamada la Gran Guerra,b fue una confrontación bélica centrada en Europa que empezó el 28 de julio de 1914 y finalizó el 11 de noviembre de 1918, cuando Alemania aceptó las condiciones del armisticio.
Recibió el calificativo de «mundial» porque se vieron involucradas todas las grandes potencias industriales y militares de la época, divididas en dos alianzas.7 Por un lado, la Triple Alianza formada por las Potencias Centrales: el Imperio alemán y Austria-Hungría. Italia, que había sido miembro de la Triple Alianza junto a Alemania y Austria-Hungría, no se unió a las Potencias Centrales, pues Austria, en contra de los términos pactados, fue la nación agresora que desencadenó el conflicto.8 Por otro lado se encontraba la Triple Entente, formada por el Reino Unido, Francia y el Imperio ruso. Ambas alianzas sufrieron cambios y fueron varias las naciones que acabarían ingresando en las filas de uno u otro bando según avanzaba la guerra: Italia, el Imperio del Japón y Estados Unidos se unieron a la Triple Entente, mientras el Imperio otomano y el Reino de Bulgaria se unieron a las Potencias Centrales. Más de 70 millones de militares, de los cuales 60 millones eran europeos, se movilizaron y combatieron en la entonces guerra más grande de la historia.
Explicación:
Respuesta:
Imperialismo (simplemente esa es la respuesta)
Explicación:
En 1914, Europa estaba en el cenit de su dominio mundial. Tras la Revolución Industrial y la explosión demográfica, Europa había logrado establecer una dominación política, económica y militar a nivel mundial, basada en una abrumadora superioridad técnica e intelectual. Reunía a una cuarta parte de la población mundial y cada año cientos de miles de europeos emigraban a países de Ultramar, una emigración (la mayor del mundo) que no hacía sino cimentar el dominio europeo sobre el resto del mundo. A principios del siglo XX, el mundo estaba configurado para beneficio de Europa y la explotación económica de los territorios fuera del continente se guiaba sobre la máxima: «dirigida por Europa y para Europa». Sin embargo, en su interior aún existían muchas diferencias: Francia y Reino Unido poseían el 70 % de la mano de obra cualificada y capacidad industrial de todo el continente, por lo que la dominación de Europa era más bien la de Europa occidental; un selecto grupo de países: Estados Unidos, Reino Unido, Alemania y Francia, eran responsables de más del 60 % de las exportaciones mundiales y detentaban en la práctica el monopolio en la fabricación de productos manufacturados.25 En vísperas de la Primera Guerra Mundial, Londres ejercía de «centro de la economía mundial» y Europa, la «fábrica del mundo», poseía el dominio absoluto del comercio internacional y los mercados financieros. Sin embargo, antes de 1914 esta hegemonía ya amenazaba con resquebrajarse, producto de las tensiones imperialistas entre las grandes potencias, el ascenso de Japón en Asia y los Estados Unidos en América y en su interior la creciente influencia del marxismo y la agitación en aumento de la clase obrera europea, que amenazaban con subvertir el capitalismo liberal y el orden social existente.