UN RESUMEN POR FAVOR :)

La de Culebramarca es una vida en aislamiento. Una vida en la que, excepto por la FM, no hay cómo saber qué pasa en el resto del país. Aquí no hay llamadas, televisión o vecinos. Para usar el celular, hay que trepar un cerro. La caminata toma más de hora y media. Tampoco hay agua potable, solo un balde para sacar un poco de agua de río cada mañana. El foco del centro comunal funciona con el panel solar que la profesora solicitó para el colegio cuando llegó. El silo está cruzando el riachuelo, y de noche hay que adentrarse en la oscuridad total para usarlo. Pocos pasan por el centro comunal: tal vez algún padre o madre de familia que viene con papas de regalo, o la visita mensual del equipo itinerante del Ministerio de Salud para las zonas rurales de Pasco. «Cuando los niños se van a las cuatro de la tarde, quedo absolutamente sola» dice con voz de resignación.
No muchos tienen la fortaleza para mudarse a Culebramarca por un año entero. Ella misma pensó que no podría lograrlo. «El día que llegué dije: mañana amanece y me voy. Pero ya comenzaban las clases, los niños comenzaron a bajar de las puntas. Si renunciaba, seguro venía otra persona y hacía lo mismo que yo. Tomé la plaza, es mi trabajo» se exige. Areli completó su año de trabajo en diciembre de 2014 y en su paso por Culebramarca ha transformado aula, alumnos, y dejado nueva habitación del docente para quien tome la plaza en 2015. El trabajo ha sido duro.​

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Respuesta dada por: kiaraesthefanilopezb
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La de Culebramarca es una vida en aislamiento. Una vida en la que, excepto por la FM, no hay cómo saber qué pasa en el resto del país. El silo está cruzando el riachuelo, y de noche hay que adentrarse en la oscuridad total para usarlo. Pocos pasan por el centro comunal: tal vez algún padre o madre de familia que viene con papas de regalo, o la visita mensual del equipo itinerante del Ministerio de Salud para las zonas rurales de Pasco.

Ella misma pensó que no podría lograrlo. «El día que llegué dije: mañana amanece y me voy. Pero ya comenzaban las clases, los niños comenzaron a bajar de las puntas.

Respuesta dada por: estebananrango777
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La de Culebramarca es una vida en aislamiento. Una vida en la que, excepto por la FM, no hay cómo saber qué pasa en el resto del país. El silo está cruzando el riachuelo, y de noche hay que adentrarse en la oscuridad total para usarlo. Pocos pasan por el centro comunal: tal vez algún padre o madre de familia que viene con papas de regalo, o la visita mensual del equipo itinerante del Ministerio de Salud para las zonas rurales de Pasco.

Ella misma pensó que no podría lograrlo. «El día que llegué dije: mañana amanece y me voy. Pero ya comenzaban las clases, los niños comenzaron a bajar de las puntas.

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