cap 27 resimido de la vuelta al mundo en 80 dias (si no me respondes bien baneare su cuenta) uwu

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Respuesta dada por: anibaljara2005
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Respuesta:Durante la noche del 5 al 6 de diciembre, el tren corrió al Sureste sobre un espacio de unas cincuenta millas, y luego subió otro tanto hacia el Nordeste, acercándose al Gran Lago Salado.

Picaporte, hacia las nueve de la mañana, salió a tomar aire a los pasadizos. El tiempo estaba frío y el cielo cubierto, pero no nevaba. El disco del sol, abultado por las brumas, parecía como una enorme pieza de oro, y Picaporte se ocupaba en calcular su valor en piezas esterlinas, cuando le distrajo de tan útil trabajo la aparición de un personaje bastante extraño.

troleado :) no me dejo poner el texto completo sorry


key426: esta ien gracias
Respuesta dada por: Andres2008213
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Respuesta:

Durante la noche del 5 al 6 de diciembre, el tren corrió al Sureste sobre un espacio de unas cincuenta millas, y luego subió otro tanto hacia el Nordeste, acercándose al Gran Lago Salado.

Picaporte, hacia las nueve de la mañana, salió a tomar aire a los pasadizos. El tiempo estaba frío y el cielo cubierto, pero no nevaba. El disco del sol, abultado por las brumas, parecía como una enorme pieza de oro, y Picaporte se ocupaba en calcular su valor en piezas esterlinas, cuando le distrajo de tan útil trabajo la aparición de un personaje bastante extraño.

Este personaje, que había tomado el tren en la estación de Elko, era hombre de elevada estatura, muy moreno, de bigote negro, pantalón negro, corbata blanca, guantes de piel de perro. Parecía un reverendo. Iba de un extremo al otro del tren, y en la portezuela de cada vagón pegaba con obleas una noticia manuscrita.

Picaporte se acercó y leyó en una de esas notas que el honorable Willam Hitsch, misionero mormón, aprovechando su presencia en el tren número 48, daría de once a doce, en el coche número 117, una conferencia sobre el mormonismo, invitando a oírla a todos los caballeros deseosos de instruirse en los misterios de la religión de los "Santos de los últimos días"

-¡Os digo yo que Joe Smith es un mártir, que su hermano Hyrames es un mártir, y que las persecuciones del gobierno de la Unión contra los profetas van a hacer también un mártir de Brigham Young! ¿Quién se atrevería a sostener lo contrario al misionero, cuya exaltación era un contraste con su fisionomía, de natural sereno? Pero su cólera se explicaba, sin duda, por estar actualmente sometido el mormonismo a trances muy duros. El gobierno de los Estados Unidos acababa de reducir, no sin trabajo, a estos fanáticos independientes. Se había hecho dueño de Utah, sometiéndolo a las leyes de la Unión, después de haber encarcelado a Brigham Young, acusado de rebelión y de poligamia. Desde aquella época los discípulos del profeta redoblaron sus esfuerzos, y aguardando los actos, resistían con la palabra las pretensiones del Congreso.

En aquel momento, algunos oyentes, poco interesados por la relación retrospectiva del misionero, abandonaron el vagón; pero William Hitch, prosiguiendo, refirió "cómo Smith junior, reuniendo a su padre, a sus dos hermanos y algunos discípulos, fundó la religión de los Santos de los últimos días, religión que, adoptada no tan sólo en América, sino en Inglateffa, Escandinavia y Alemania, cuenta entre sus fieles, no sólo artesanos, sino muchas personas que ejercen profesiones liberales; cómo una colonia fue fundada en el Ohio; cómo se edificó un templo, gastando doscientos mil dólares, y cómo se construyó una ciudad en Kirkand; cómo Smith llegó a ser un audaz banquero y recibió de un simple exhibidor de momias un papyrus, que contenía la narración escrita de mano de Abrdhán y otros célebres egipcios.

Como esta historia se iba haciendo un poco larga, las filas de oyentes se fueron aclarando, y el público ya no quedaba reducido más que a unas veinte personas.

Pero el hermano mayor, sin dársele cuidado por esta deserción, refirió con detalles "cómo Joe Smith quebró en 1837; cómo los arruinados accionistas le embrearon y emplumaron; cómo se le volvió a ver, más honorable y más honrado que nunca, algunos años después, en Independencia en el Missouri, y jefe de una comunidad floreciente, y que no contaba menos de tres mil discípulos, y entonces perseguido por el odio de los gentiles, tuvo que huir al "Far West americano".

Todavia quedaban diez oyentes, y entre ellos el buen Picaporte, que era todo oídos. Así supo "cómo, después de muchas persecuciones, Smith apareció en lilinois y fundó, en 1839, a orillas del Mississippi, Nauvoo la Bella, cuya población se elevó hasta veinticinco mil almas; cómo Smith fue su alcalde, juez supremo y general en jefe; cómo en 1843 se presentó a candidato a la presidencia de los Estados Unidos, y cómo, por último, atraído a una emboscada en Cartago, fue encarcelado y asesinado por una banda de hombres enmascarados".

-¡Y por eso- añadió William Hitch-, por eso la envidia del Congreso se ha ejercitado contra nosotros! ¡Por eso los soldados de la Unión han pisoteado el suelo de Utah! ¡Por eso nuestro jefe, el profeta Brigham Young, ha sido preso con menosprecio de toda justicia! ¿Cederemos a la fuerza? ¡Jamás! Arrojados de Vermont, arrojados de Illinois, arrojados de Obio, arrojados de Missouri, arrojados de Utah, ya encontraremos algún territorio independiente, donde plantar nuestra tienda... Y vos, adicto mío- añadió el hermano mayor, fijando sobre su único oyente su enojada mirada-, ¿plantaréis la vuestra a la sombra de nuestra bandera?

No- respondió con valentía Picaporte, que huyó a su vez, dejando al energúmeno predicar en el desierto.

Explicación:

Resumen Cap 27 La vuelta al mundo en 80 días

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