Respuestas
Respuesta:
El caso de Elena
38 años, maestra en Marketing y publicidad.
Elena recuerda que desde temprana edad batallaba por haber nacido mujer: “Lo primero que dijo mi padre cuando se enteró de que había nacido fue ‘uy, una vieja’”. Y aunque no duda del amor de su padre, reconoce que todo el tiempo trataba de demostrarle que podía ser igual o más capaz que su hermano.
Elena reconoce que su padre era un macho y que siempre la estaba haciendo menos cuando ella trataba de dar sus opiniones en asuntos familiares: “Mi padre siempre me aplicaba la de ‘cállate, tú no sabes’, lo cual me hacía ponerme como demonio. Ahora ya tengo superada esa parte de mi padre, pero la padecí bastante; por otro lado, me obligó a superarme día a día para demostrarle que yo también podía. Al final lo entendió, pero si fue un poco tormentoso”.
Elena desearía haber tenido otro tipo de relación con su padre, ahora fallecido. Sin embargo, no le guarda rencor y mucho menos se percibe como víctima: “Ha cambiado mi percepción de los hombres. Me costó trabajo. O sea, sí existe el machismo, pero por mucho tiempo pensé que todos los hombres eran así y hasta tenía cierto resentimiento, pero aunque a todos nos educaron en esa cultura, he conocido a muchos otros dispuestos a generar un cambio, y buscan relacionarse diferente con las mujeres. Así que también me he reconciliado con ellos”.
Explicación:
Respuesta:
El recóndito Lugar
Pedro de la concepción había logrado colocarse como maestro de sociología en la Universidad del Estado, una buena remuneración económica y una mejor vida le daría a su familia.
Un día salió en su carro cepillo, por un lugar recóndito, que apenas comenzaba a formarse a buscar: vivienda o solar.
Por aquella época los empleados universitarios se asentaban allí: en el lugar recóndito, por las facilidades de pago de las viviendas o terrenos a empleados. Pedro de la concepción estaba sudado, había dejado el cepillo, en la entrada de aquella calle maltrecha, empedrada, estaba harto de caminar y caminar sin encontrar nada que le complaciera.
Divisó a lo lejos cuando el cansancio le estaba ganando, una deslumbrante mansión y un señor sentado, en una silla de guano, con mirada pérdida frente a la hermosa vivienda.
Como, si a un oasis hubiese llegado, se quedó mirando maravillado. De repente el señor salió del letargo y le preguntó con voz fuerte:
¿Qué le pasa amigo?
¿Lo puedo ayudar en algo?
¡Lo veo sudado!
¿Quiere un jarro de agua?
Los últimos años de la vida de Macario, los pasaba en la tranquilidad que le daba un empleíto de sereno en la universidad del Estado, cada tanto amaneciendo, pero más tiempo en el calor de la casa que había soñado cuando se desempeñaba como albañil.
Tenía el cuerpo fornido, brazos enormes y mirada áspera, por años realizó el trabajo de albañil por cuenta propia; había pegado Block por todo el país, creció tirando mezcla, con el pañete a cuestas y siempre pensando que algún día juntaría para tener un hermoso lugar donde vivir.
Explicación:
Espero aver ayudado