Cual es la relación entre el conflicto y los intereses y valores distintos que tienen las personas ? Es de ciudadania

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Respuesta dada por: variedadesveronica
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El concepto de “ciudadanía” aún goza de una sana respetabilidad, pese a los problemas generalizados que se constatan en la política y la democracia25. Sin embargo, ni antes ni hoy el concepto goza de unanimidad. A pesar de que actualmente su definición se inscribe en el centro de tensas controversias (por ejemplo, respecto al estatus de refugiados, inmigrantes, etc.) aunque parezca paradójico es incorporada en planes educativos. En nuestro país, la “formación ciudadana”, según nos dice el Ministerio de Educación (MINEDUC), tiene por fin “formar personas integrales, así como ciudadanas y ciudadanos capaces de conducir su vida en plenitud, de convivir y participar en forma responsable, respetuosa, solidaria, democrática y activa en la comunidad, contribuir al desarrollo del país y hacer más equitativa nuestra sociedad.” (MINEDUC, 2016). Aunque el objetivo anterior suene razonable, no queda en absoluto claro cómo se articula el concepto de ciudadanía con nociones de alcances, tradiciones y significados heterogéneos como lo son los conceptos de democracia, responsabilidad, respeto, solidaridad, etc. Así pues, ¿cómo debemos entender el término “ciudadanía”? En vistas de lo anterior, el propósito de este capítulo es ofrecer una visión panorámica de algunas de las formas clásicas, modernas y contemporáneas más representativas e influyentes para entender la noción de “ciudadanía” y, con ello, proporcionar una base teórica crítica y contextualizada históricamente, para una mejor comprensión y articulación del concepto moderno de ciudadanía.

26 Donde suelen proliferar lecturas y soluciones tecnocráticas que recortan las discusiones públicas (...)

2El anterior propósito se ve, sin embargo, dificultado por algunos reparos. Si bien en la historia podemos identificar ciertos modelos marcados de “ciudadanía” (antigua, moderna, contemporánea) las complejidades sociales actuales dificultan aún más la tarea de fijar una definición pertinente de ciudadanía que trascienda meras fórmulas legales y/o electorales. Adicionalmente, debemos considerar que la ciudadanía no solo responde a los grandes cambios estructurales de la sociedad, sino también a lo que los ciudadanos transforman con sus acciones. En relación a lo anterior, un “síntoma” importante de nuestros tiempos consiste en la baja participación electoral. Esta última no necesariamente significa un desinterés en los asuntos públicos, sino más bien una desafección hacia canales convencionales de participación a través de elecciones, partidos, parlamentos etc. (cf. Innerarity, 2015). Esto entronca con las dificultades que el espíritu individualista y hedonista de la modernidad presenta a la hora de reconstruir un sentido de civilidad fuerte, que motive a los ciudadanos a comprometerse con la política y con los asuntos comunes

3A esta situación global se añaden las dificultades de nuestro contexto latinoamericano y chileno, marcado profundamente por la falta de justicia social y por la violencia de gobiernos autoritarios y dictatoriales. Respecto a esto último, en el caso chileno, la dictadura cívico-militar generó un modelo de ciudadanía pasiva, reprimida, excluyente, indefensa jurídicamente –cuestión que afectó sobre todo a los opositores al régimen militar– sin garantías mínimas de respeto a los derechos humanos, fuertemente atravesada por censuras ideológicas y marginaciones socioeconómicas. En dichas condiciones, las redes de la sociedad civil se debilitaron en desmedro de los grupos menos poderosos, el rol social y económico del Estado se desmanteló, y la cultura en general se volvió raquítica debido al fuerte ambiente autoritario (cf. Salvat y Salas, 2009). Pese a que desde el año 1990 se habla de una paulatina “recuperación de la democracia en Chile” el modelo de ciudadanía en Chile y las formas de participación cívica no han dejado de estar en el centro del debate público. El proceso combinado de desafección a la “política tradicional” con una creciente politización, que se dio en la primera década del siglo XXI, marca un punto de inflexión28. Esto reinstaló la discusión sobre la cultura y educación cívica en Chile, así como por el contenido mismo de la idea de ciudadanía: libertades, derechos, deberes, modos de participación, extensión, límites y efectividad de la condición de ciudadano/a.

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