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La Leyenda de Cantuña
Cuenta la leyenda que en la antigua Ciudad Colonial de Quito, vivía entre tantos, un indio llamado Cantuña. Hombre hábil en el arte de la cerrajería, carpintería y en especial de la albañilería. Fue contratado por los Frailes Franciscanos para la construcción del Atrio del Convento Máximo de San Francisco de Quito.
El indígena comenzó la construcción del atrio pero lamentablemente el tiempo que disponía era muy corto. Pasaron los días y la construcción aún faltaba de terminar por lo que Cantuña poco a poco empezó a desesperarse.
Llegó el momento en que faltaba tan sólo un día para la entrega de la obra, y el atrio aún no estaba culminado. Al verse impotente ante la falta del compromiso adquirido, Cantuña cayó en desesperación y la aflicción se apoderó de él. En esos precisos momentos, se apareció ante el asustado indígena, subiendo desde las sombras más oscuras de las tinieblas, “Lucifer”, el amo y señor del infierno el cualle hizo la propuesta de construir el atrio a cambio de su alma
Ante tal propuesta y producto de la desesperación y el miedo, Cantuña aceptó el trato, solamente pidió una condición, que sean colocadas absolutamente todas las piedras. El Demonio aceptó, le pareció una condición absurda y simple de cumplir.
Inmediatamente los “Diablillos” a órdenes de Lucifer empezaron a construir el Atrio de San Francisco y en pocas horas fueron dando forma a la monumental obra arquitectónica.
Efectivamente, al pasar las horas, el Gran Atrio estaba culminado. Tal como lo ofreciera Lucifer, la obra se culminó antes de la media noche, fue entonces el momento indicado para cobrar el alto precio por la construcción, el “alma de Cantuña”.
Sin embargo pasó algo inesperado…, el Demonio al momento de prestarse a llevarse el alma del Indio, éste lo detuvo con una timorata actitud le dijo que faltaba una piedra y que el trato no se ha cumplido
En aquel momento Cantuña sacó, debajo de su poncho, una roca que la había escondido muy sigilosamente antes de que los demonios comenzaran su obra. Lucifer, atónito, vió en instantes como un simple mortal le había engañado de la manera más simple. Cantuña salvó de esta forma su alma, y el Demonio sintiéndose burlado, se refugió en los infiernos sin su paga, no sin antes insultar y maldecir al indígena Cantuña por el agravio.
De este modo, el gran Atrio que se levanta solemne en el pretil del Convento Máximo de San Francisco de Quito, fue construído manteniéndose infranqueable ante los avatares del tiempo y de la gente para ser orgullo perpetuo de todos los quiteños y ecuatorianos.

Respuestas

Respuesta dada por: byronCarrillo
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Esta historia comienza en tiempos coloniales, cuando un indio de Quito promete construir el “Atrio de San Francisco”, pero no tiene tiempo de terminar la construcción y va a ir a la cárcel. Desesperado, él pide ayuda y un hombre vestido de rojo y con una barba le dice:

- No tengas miedo, soy Luzbel y vengo a ayudarte. Te ofrezco construir el atrio antes de la salida del sol a cambio de tu alma.

- Acepto, dice el indio, pero si falta una piedra no hay trato.

Luego de terminar el trato, miles de diablitos salen de la oscuridad y empiezan a trabajar. Cerca de salir el sol, la iglesia está casi lista cuando el indio con mucho miedo reza a Dios y Le pide ayuda. De no ser por una piedra que los diablitos no ponen en el atrio, es así que el indio Cantuña puede salvar su alma.
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