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Fue el liberalismo del siglo XIX el que afirmó que en el Renacimiento se descubrió la naturaleza del hombre, su ideal de libertad de jerarquía y de pensamiento en reacción contra las teorías románticas y contra la propaganda que se hacía de la Edad Media.
Los hombres del Iluminismo del siglo XVIII mostraron una gran afinidad con los hombres del Renacimiento, a los que consideraron irreligiosos (más que esto fueron antiescolásticos.
Pero el Renacimiento comenzó en la Edad Media cuando el pensamiento filosófico presentó a la naturaleza como una cosa en sí y no como un símbolo de una realidad superior. En el Renacimiento se culmina este proceso cuando los ejes del pensamiento se separa de Dios para anclarse en la naturaleza. La unidad que la Edad media había puesto en el Creador se transporta al creado.
La armonía que hay en la Naturaleza toma su más fiel expresión en las matemáticas. Aparece una nueva estética basada en el pitagorismo. El número se convierte en el elemento prevalente en las artes y en la busca de las proporciones perfectas y en en el estudio de tres medias: la aritmética, la geométrica y la armónica.
“Aquellos mismos números por los que un concierto de voces aparece agradabilísmo, son los mismos que llenan también los ojos y el ánimo de placer maravilloso” escribió el humanista Alberti.
El arte gótico, según su extrema concepción del espacio, no dio orden ni forma. El Renacimiento devolvió orden numérico en el espacio, fijó relaciones que el gótico había abandonado y desarrolló la perspectiva (forma subjetiva y forma objetiva).
Tratamos de una escritura del Renacimiento que es casi pura imitación de la carolina de la Alta Edad Media. Se le da el nombre de humanística porque fue introducida y difundida por los humanistas del siglo XIV y XV y porque fue la forma de expresión gráfica del movimiento cultural humanista.
Es también denominada “antiqua” o antigua por contraposición entre la antigua carolina y la “modernidad” que en esos siglos se atribuían precisamente a las góticas. El término antiqua es una consecuencia de la terminología gráfica de todos los que practicaban con normalidad el arte de la moderna escritura gótica por oficio y necesidad en los siglos XIII y XIV. También ha sido llamada romana e itálica. Fundamentalmente es un alfabeto minúsculo y es corriente por ello denominarla minúscula humanística