Respuestas
Explicación:
Para una buena parte de la población, la evolución biológica consiste en esto: las especies van variando por la necesidad de adaptación al medio, y este proceso de cambio a menudo depende del uso (o falta de él) de ciertas partes del cuerpo.
En un ejemplo clásico, la jirafa habría estirado el cuello ante la necesidad de alcanzar las hojas en las copas de los árboles.
El problema es que esta idea, que según las encuestas está bastante generalizada, es errónea: no se corresponde con la teoría desarrollada por Darwin, la que más ha influido para comprender la evolución.
Lamarck se basaba en dos ideas, cambio adaptativo y herencia de los rasgos adquiridos durante la vida del individuo. Esta última ya formaba parte del pensamiento de otros naturalistas de su época.
Medio siglo más tarde, la selección natural de variaciones aleatorias, introducida por Darwin, aniquiló la idea de la mutación adaptativa.
La resurrección científica de Lamarck
Y pese a todo, en las últimas décadas han surgido nuevos descubrimientos que han resucitado las ideas de Lamarck para una parte de la comunidad científica.
A finales del siglo XX comenzó a comprenderse que ciertos rasgos adquiridos sí pueden heredarse; por ejemplo, la alimentación o la exposición a contaminantes pueden imprimir marcas químicas en el ADN capaces de anular la expresión de un gen.
Estas modificaciones no cambian la secuencia genética, pero dado que van enganchadas a la molécula de ADN, pueden transmitirse a la descendencia si afectan a las células germinales.
Como consecuencia, un individuo podría tener alterado el funcionamiento de un gen debido a lo que comía su padre.
Estos rasgos se denominan epigenéticos, y para algunos biólogos suponen una demostración de la herencia de caracteres adquiridos que ha inspirado una corriente neolamarckista.