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El 1 de julio de 1913, Abraham Valdelomar se embarcó en el vapor “Ucayali” rumbo a Roma,
designado por el gobierno de Guillermo Billinghurst (1913-1914) para ejercer un cargo
diplomático. Lejos de ser una gratificante experiencia cosmopolita en el continente europeo,
durante su viaje, Valdelomar se siente sobrecogido por la distancia de su familia, la añoranza por
su provincia natal y la tristeza por no recibir correspondencia de sus amigos. Sin embargo,
Valdelomar encuentra en la Roma de la pre-guerra un ambiente que comparte su estado de
ánimo, una ciudad hermosa justamente por su gris atmósfera y sus contradicciones. Como escribe
a Enrique Bustamante y Ballivián: “…esta ciudad es la más bella del mundo. París me dio asco. Dos apartados: «Las crónicas de Roma», compuestas de cinco artículos, escritos y publicados
durante la estancia de Valdelomar en Italia, y «Recuerdos de Roma», publicados en Lima, luego del retorno del escritor.
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Fue el octavo hijo de Anfiloquio Valdelomar Fajardo y de María Carolina de la Asunción Pinto Bardales. Abraham Valdelomar en 1910. En 1912 participó fervorosamente en la campaña presidencial de Guillermo Billinghurst. Tras la victoria electoral de este, los estudiantes billinghuristas lanzaron la candidatura de Valdelomar a la presidencia del Centro Universitario de San Marcos.
Pero la elección la ganó otro estudiante, adversario de Billinghurst. En respuesta, Valdelomar fundó el Centro Universitario Billinghurista. El gobierno de Billinghurst le otorgó la dirección del diario oficial El Peruano , y por R. Antes de partir hacia Europa, Valdelomar se batió a duelo de espada con Alberto Ulloa Sotomayor, representante de los estudiantes limeños que se oponían a la politización de la Universidad y que había publicado un artículo de protesta en La Prensa, que Valdelomar consideró difamatorio. Valdelomar se embarcó el 1 de julio de 1913 en el vapor Ucayali, con destino a Roma.
Desde Roma escribió para el diario La Nación de Lima sus Crónicas de Roma. Allí también escribe su obra más importante, El caballero Carmelo, cuento con el que ganó un concurso literario convocado por el diario La Nación . Abraham Valdelomar en Roma, 1914. En 1914, tras el derrocamiento de Billinghurst por el coronel Oscar R. Trabajó luego como secretario personal del polígrafo peruano José de la Riva-Agüero y Osma, bajo cuya influencia escribió La mariscala, biografía novelada de Francisca Zubiaga y Bernales , esposa del presidente Agustín Gamarra y figura destacada de la política del Perú de inicios de la República.
De dicha obra hizo luego una versión teatral, con el mismo nombre, y en colaboración con José Carlos Mariátegui . En 1915 empezó a trabajar como secretario del Presidente del Consejo de Ministros del gobierno de José Pardo y Barreda. Colaboró sobre todo con el diario La Prensa, donde tuvo a cargo la sección Palabras, dedicada a la política, desde julio de 1915 hasta su alejamiento del diario en 1918. Benavides en forma de apólogos ambientados en China, que fueron publicados igualmente en La Prensa .
Por lo general formaba dúo con su gran amigo José Carlos Mariátegui, seis años menor que él. Pese a esas poses petulantes y escandalosas, Valdelomar seguía siendo en el fondo un hombre humilde, que miraba al mundo con dulzura y gran capacidad de emoción, tal como se denota en varias de sus creaciones literarias. Abraham Valdelomar en su casa de Barranco, 1916. En enero de 1918 renunció a La Prensa tras un conato de duelo con su director, Glicerio Tassara, a raíz de una suplantación que hicieron en su columna de Palabras.
En una reunión de dicho Congreso realizada en la ciudad de Ayacucho, en los altos de una casona, cuando Abraham se disponía de noche y a oscuras a bajar por una empinada escalera de piedra, resbaló , cayendo desde una altura de seis metros hasta dar de espalda sobre un montículo de piedras.
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