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Respuesta:Por años las hidroeléctricas han sido consideradas como sinónimo de desarrollo. Colombia, gracias a su topografía, pluviosidad y recurso hídrico cuenta con un potencial excepcionalmente alto para desarrollar este tipo de macroproyectos de ingeniería. Y en efecto, no se puede negar que la generación eléctrica del país depende, casi en un 70 %, de ellas.
Son múltiples las razones que hacen que este tipo de obras sean consideradas como una opción atractiva para la generación de energía: su operación es más económica que las termoeléctricas, su construcción es menos costosa que las plantas nucleares, pueden proveer energía a gran escala y tienen el potencial de generar bajas emisiones de gases contaminantes que contribuyen al efecto invernadero. Todas estas son razones suficientes que han considerado los tomadores de decisiones a nivel estatal para que en varias regiones del país se hayan levantado, sobre importantes afluentes, centrales hidroeléctricas como Guavio, Urrá, Salvajina, Chivor, Calima, Alto Chicamocha, Hidromiel, Hidrosogamoso, Peñol-Guatapé, Ituango, San Carlos, Betania, El Quimbo, entre otras, que suman 33 en el caso colombiano. Según la Asociación Colombiana de Generadores de Energía Eléctrica (Acolgen) actualmente la capacidad de producción del país ronda los 19 000 megavatios y el propósito nacional es garantizar el suministro energético necesario para el desarrollo de Colombia.
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