Respuestas
porque el creia mucho en Dios y al presentar las 95 tesis y al ver lo que hacía la iglesia decidió irse porque para el no estaba bien lo que hacia
Respuesta:
pues hay saque un poco de información lee y mira a ver que te sirve ok
Explicación:
Tomemos los acontecimientos tal y como sucedieron e intentemos captar su alcance histórico. Preguntémonos: ¿cómo estaba la Iglesia católica al inicio de siglo XVI? En estado lastimoso, tanto que desde hacía ya mucho tiempo se hablaba de la necesidad de una reforma que sin embargo continuaba empantanada. No mucho antes, en el 1510, el Concilio Lateranense V se había concluido sin producir nada serio. Pero desde el punto de vista romano el concilio se había celebrado y no tenía sentido volver a comenzar. Los abusos eran numerosos y estaban a la vista de todos: corrupción e inmoralidad del clero, que daban origen al proverbio napolitano “Se quieres ir al infierno, ¡hazte sacerdote!”, jerarquía episcopal y romana muy poco edificante, etc. El asunto más sensible para el pueblo cristiano era la gran campaña por las indulgencias: el papa León X, hijo de Lorenzo de Médicis, Lorenzo el Magnífico, quería reconstruir de manera espléndida la basílica de San Pedro en Roma, la que conocemos hoy. Para esto necesitaba mucho dinero. Lanzó entonces en Europa y en especial en Alemania, una gran campaña que concedía generosamente “indulgencias” a quienes hacían limosnas que se esperaba fueran pródigas. La predicación se desplaza entonces de las grandes verdades de la fe a los beneficios espirituales de las indulgencias. Los predicadores usan argumentos burdos que convierten a la salvación cristiana en una especie de trueque financiero. Un gran predicador dominico de las indulgencias, el P. Teztel vulgarizó este versito: “Cuando la moneda en la alcancía canta, el alma del purgatorio salta”.
¿De dónde vienen las indulgencias?
Provienen de la práctica antigua de la penitencia pública. En la época de los Padres de la Iglesia los fieles eran sometidos al sacramento de la penitencia solo en caso de pecados muy graves: apostasía, homicidio, adulterio… Estos pecados exigían una penitencia pública y dura e incluían observancias diversas, entre las cuales la exclusión de la comunión eucarística. Una tal penitencia duraba un tiempo más o menos largo y podía alcanzar hasta varios años. Evidentemente, los penitentes deseaban que la penitencia pudiese ser abreviada lo más posible. Se podía hacerlo mediante las buenas obras, en especial la limosna. Cuando la penitencia se volvió privada, en la Edad Media, se consideró que el pecado, aunque fuera perdonado, tenía consecuencias que exigían una purificación en el más allá. Por esa vía, se transfirieron elementos de la disciplina terrestre al misterio trascendente del purgatorio, con el señalamiento de días de duración. En el s. XVI la teología que subyacía a la práctica de las indulgencias se había deteriorado mucho, de tal modo que se habían vuelto objeto de un verdadero tráfico. El debate recorre Europa. Los medios de comunicación de la época lo hacen suyo y la cuestión se difunde.