Que tipos de magnitudes identificas en tus actividades familiares? de estas tareas vemos tv ayudamos entre todos todos cosinamos y lavamos
Respuestas
Respuesta:
Ay qué difícil. A veces el miedo nos paraliza, otras veces es tanta la tristeza que a duras penas nos levantamos
de la cama para atender a los/as hijos/as. Cuántos días estamos agotadas/os porque la preocupación nos ha
quitado el sueño esa noche. Y sentimos ira y resentimiento por la impotencia y el agotamiento. Cuántas veces
perdemos los nervios y lo pagamos con ellas/os, y nos sentimos culpables por ello. Y es en esos momentos
cuando, para tirar para adelante, nos decimos “basta ya, yo no me puedo permitir sentirme así”. Claro, por ellos
no nos permitimos sentir mal y es normal. Pero ¿sabes? (sí, claro que sabes), sentir no es malo. Si lo usamos
bien, sentir es nuestra fortaleza.
Observa a tus hijos/as estos días. ¿Y ellos cómo se sienten? En la infancia no se expresan las preocupaciones
o sentimientos igual que en la edad adulta. Igual ves que están más revoltosas/os, se pelean más entre ellas/
os, te reclaman más atención, o incluso lo manifiestan en su salud poniéndose malitas/os. Si ya están en la
adolescencia tal vez se están encerrando más en sí mismos o tenéis más peleas y tienen comportamientos
que te preocupan. Todo esto es porque ellos/as sienten también esas emociones que tu sientes, pero aún están
aprendiendo a gestionarlas, no tienen tu experiencia y necesitan tu guía.
Sentir esas emociones es lo más inteligente que tenemos los seres humanos. Lo difícil es gestionarlas. Pero
mira, esta situación es una oportunidad para aprender a hacerlo poco a poco, a tu ritmo. Es una oportunidad
para enseñarles. Aprovéchala