¿Qué deseos profundos del corazón humano se mantienen inalterables y sin resolver en todas las edades de la historia? Please una respesta clara y bien detallada .
Respuestas
Respuesta:
Empiezo con una pregunta fundamental: ¿Cuáles son los deseos más profundos del corazón del hombre? Algunos responderán: «las seguridades materiales». Si lo han hecho con sinceridad, es decir, no en un sentido banal, como quien hacer finta de indiferencia o insensibilidad superficial, entonces no les falta razón.
Al menos en esta vida, tan ligada y dependiente de la materia, tenemos necesidad del trabajo y de los frutos que de este Dios nos concede. «Sean fecundos y multiplíquense; llenen la tierra y sométanla; dominen sobre los peces del mar, sobre las aves del cielo y sobre …» (Gen 1, 28) nos pide todavía Dios. «El que no quiere trabajar que tampoco coma» dirá San Pablo (2 Tes 3, 10) previniendo a los Tesalonicenses ante la tentación de abstraerse, a causa de una vida espiritual intensa, de las responsabilidades que vivir en esta tierra conlleva.
Tierra que, si bien es signo y promesa, debe ser cultivada. «Ora, lege et labora», sintetizarán más tarde, con fortuna y simplicidad divina, los Benedictinos. Además hay que insistir en que los bienes materiales que Dios nos regala a través de su creación son buenos. Está muy bien que nuestro corazón los desee en su justa medida. Es justo desear poseer ciertas seguridades de este tipo. Es justo, también, que deseamos poseer bienes que nos den la posibilidad de darnos ciertos gustos, ciertas comodidades y, en algunas ocasiones por qué no, incluso lujos.
Nadie quiere que se acabe el vino bueno el día de su matrimonio. Tampoco María o Jesús que lo ofrecerían sin duda, por motivo de la fiesta, en abundancia exagerada (Cfr. Jn 2:1-12)
¿Cuáles son los deseos más profundos del corazón del hombre?
Volvemos preguntar. Y otros dirán: «la vida». No les falta razón tampoco. Se trata de un paso ulterior en nuestra percepción de los deseos. Todos deseamos fervientemente vivir y no morir. Lloramos sobre la tumba de los que nos han precedido y, normalmente, tememos, ora con insano miedo, ora con reverente temor, el día en que nos tocará también partir.
Explicación: