¿Qué tienen en común todos estos casos de enfermedades en humanos y la destrucción de los ecosistemas?
Respuestas
Respuesta:
En total, aproximadamente tres cuartas partes de las enfermedades infecciosas emergentes reconocidas fueron una vez o son actualmente zoonóticas, es decir, transmisibles entre los animales y el hombre (Taylor, Latham y Woolhouse, 2001). No debe sorprender que la ascendencia de los patógenos causantes de estas enfermedades, por lo general, se pueda rastrear hasta la flora y fauna silvestres. Los patógenos cuya manifestación actual indica una asociación directa con los bosques (véase el cuadro para los ejemplos) representan alrededor del 15 por ciento de aproximadamente 250 enfermedades infecciosas emergentes (Despommier, Ellis y Wilcox, 2006). Algunas de estas enfermedades no asociadas actualmente con los bosques tienen su origen en un ciclo de transmisión silvestre pero han «escapado» y se mantienen hoy en día únicamente por transmisión entre los seres humanos o por un ciclo hombre-vector-hombre, independiente de los bosques. Las dos enfermedades infecciosas emergentes más importantes en esta categoría son el VIH y la fiebre dengue que se liberaron de sus ciclos de transmisión entre primates en los bosques africanos y que con el tiempo se propagaron por todo el planeta, hace 20 años en el caso del VIH y varios cientos de años en el caso de la fiebre dengue. Otras enfermedades infecciosas emergentes como la tuberculosis, la hepatitis A/B/C/E/G, la mayoría de las enfermedades de transmisión sexual, las infecciones oportunistas de personas que son inmunodeficientes (como consecuencia del VIH, por ejemplo) y un creciente número de infecciones causadas por bacterias resistentes a las sustancias medicamentosas antimicrobianas es atribuido principalmente a los notables cambios sociales y medioambientales asociados con el explosivo ritmo de crecimiento urbano de las últimas décadas.
Explicación: