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Esta parábola trata acerca del perdón, pues Jesús les respondía a sus discípulos del interrogante de Pedro, "Señor, ¿cuántas veces perdonaré a mi hermano que peque contra mí? ¿Hasta siete?", y Jesús les responde "No te digo hasta siete, sino setenta veces siete", el cual es un número simbólico que refleja que no hay limite en el número de veces que debemos perdonar a nuestros hermanos. En nuestro caminar como cristianos, Dios prueba nuestros corazones con respecto al perdón, y puede que este tema sea espinoso, porque siempre en la falta de perdón hay resentimiento cuando somos ofendidos. Dios quiere que perdonemos aquellas personas que nos ofenden y nos han hecho algún daño, pues así como Dios en su inmensa misericordia nos perdonó, y fuimos restaurados en nuestra comunión con Dios, también quiere que perdonemos a nuestros hermanos, pues el perdón restaura las relaciones, cuando realmente es de corazón.
Para ilustrar la idea del perdón Jesús les refiere esta parábola donde un siervo le debía mucho dinero a un Rey, y esa cantidad de dinero era muy elevada que no podía pagar, pero el siervo le ruega al rey que le perdone la deuda, del cual el rey movido a misericordia le concede el perdón, y lo deja libre. Una vez que este siervo recibe la libertad, tenia un consiervo que le debía dinero, pero él insistía que le pagase, y esté le suplicaba que tuviera paciencia con él, que le pagaría la deuda, sin embargo el siervo al ver que el consiervo no le pagaba, le hizo que lo encarcelaran, esto llegó a oído del rey, inmediatamente fue llevado ante él, y le decía “Siervo malvado, toda aquella deuda te perdoné, porque me rogaste”, y así como el rey fue misericordioso con el, el siervo malvado debió perdonar a su consiervo por la deuda, inmediatamente el rey llama a sus verdugos, y lo colocaron en la cárcel hasta que pagase. Por lo tanto Jesús quería que sus discípulos aprendieran que debemos perdonar las ofensas los unos con los otros, las veces que sean necesarias, así también como lo dice en 1ra Juan 4:19-20 “Nosotros le amamos a él, porque él nos amó primero. Si alguno dice: Yo amo a Dios, y aborrece a su hermano, es mentiroso. Pues el que no ama a su hermano a quien ha visto, ¿cómo puede amar a Dios a quien no ha visto?”, por lo tanto el versículo 35, es claro en afirmar que debemos perdonar de todo corazón, pues si lo hacemos por el exterior, a Dios no le podemos engañar, porque Él realmente sabe como somos en nuestro interior, y dice "Así también mi Padre celestial hará con vosotros si no perdonáis de todo corazón cada uno a su hermano sus ofensas".
Que la gracia del Señor Jesús, este con todos vosotros.
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gracias buena respuesta