Porfavor ayudemen identificar la idea Global no quiero perder el año Un viaje a las Islas Encantadas Por C. Bravo Rojas Por C. Bravo Rojas El avión despegó del aeropuerto de Guayaquil. Luego de una hora de vuelo, comenzamos a ver las islas. Finalmente aterrizamos en el aeropuerto de la isla Baltra. Tan pronto llegamos, nos trasladamos en una canoa a la isla Santa Cruz. Dejamos nuestro equipaje en el hotel e inmediatamente fuimos por un chaquiñán hasta una playa que parecía hecha de azúcar. Rápidamente nos metimos a nadar. De pronto, algunos lobos marinos nadaban y daban vueltas alrededor de nosotros. Cuando comenzó a oscurecer regresamos al hotel. Íbamos felices, descansados. Solo pensábamos en lo que nuestros sentidos habían experimentado esa tarde: el horizonte, la tranquilidad, el sonido del mar. Al día siguiente, salimos hasta la orilla del mar para conocer a las iguanas. Sobre las piedras se calentaban grandes iguanas con los colores del arco iris sobre sus lomos. Yo me imaginaba que eran pequeños dinosaurios. Nerviosas, volteaban sus cabezas para observar si representábamos peligro. En otro lugar, piqueros de patas azules nos dejaron acercarnos a dos metros de distancia. Las patas eran de un azul fosforescente. Este color se reflejaba en sus barrigas blancas como en un espejo, pero de color azul. Luego vimos las fragatas. ¡Qué hermosas aves! Los machos, con el buche rojo inflado como un globo de cumpleaños, volaban y aterrizaban, pero no bajaban al agua. Solo estaban a la caza de los peces que traían las aves pescadoras. Se mezclaban con ellas, y cuando alguna subía con un pez en el pico, las fragatas lo robaban en pleno vuelo. El guía nos explicó que sus patas no eran palmeadas y por eso no podían amarizar y tampoco nadar. Su estrategia de alimentación era esa: el robo. Pasamos tres días más visitando otras islas, todas llenas de maravillas. Al final, en la estación Charles Darwin, conocimos las tortugas galápagos. ¡Qué animales tan enormes! Las vimos alimentándose, intentando aparearse, caminando, bebiendo agua. Verdaderamente parecen de la prehistoria: arrugadas, con sus casas a cuestas, caminando lento, aunque en realidad, rápido para su tamaño. Este viaje me ha comprometido con las bellezas naturales de mi país. Ver tanta maravilla y también ver cómo los humanos somos capaces de menoscabar el hábitat de otros seres, me ha dado mucha pena. Creo que en adelante seré una defensora de nuestra gran riqueza natural.
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queeeeeeeeeeeeeeeeeeee???????????????????????:o
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