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Respuesta:Durante mucho tiempo, la historiografía escrita desde el centro hegemónico del país y las versiones elaboradas con fines políticos provincialistas, quisieron restar importancia a la figura del General Martín Miguel de Güemes, tratando de negar su responsabilidad en el plan de emancipación continental y presentándolo muchas veces como un “mero gendarme del Norte o un guardaespaldas de San Martín” (Cfr. Güemes, 1979). Estas imágenes, alimentadas en gran parte por la mirada despectiva de José María Paz y por los juicios pasionales de la aristocracia salteña, se acoplaba con la concepción de que Güemes era un oscuro caudillo provinciano, interesado en consolidar su predominio personal y empeñado en contravenir las reglas de una política que él no podía comprender. A partir de entonces, la tradición historiográfico-literaria se fragmentó, inscribiéndose en un movimiento pendular que va desde las versiones que contribuyeron a su culto idealizado o las corrientes que lo hicieron descender del ilustre procerato para dejarlo eternamente recluido en un Olimpo “Clase B” (Cfr. Luna, 1972). En las líneas que siguen realizaremos un recorrido por el complejo escenario en el que se inserta Güemes, desarrollando algunos núcleos problemáticos acerca de su papel en la guerra independentista, los alcances de su política social, la entronización de su figura en el ámbito popular y los debates sociológicos e historiográficos generados luego de su muerte.
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