porque en época de lluvia el agua se quede en el aire​

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Respuesta dada por: sanbueno1720
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Explicación:La lluvia es vapor de agua que condensa en la atmósfera y cae al suelo a lo largo de un espacio considerable. El vapor condensado en superficie es lo que llamamos niebla.

En la atmósfera hay siempre vapor de agua, pero este no condensa hasta que el aire se satura. La saturación depende de la temperatura.  A 100ºC se necesitan casi 0.6 gramos por litro de aire para la condensación, mientras que a 0ºC  basta con casi nada, menos de una centésima de gramo para esa condensación. Por eso, en una mañana fría de invierno en un cuarto de baño con la calefacción sin poner, los espejos se llenan de gotitas de agua, mientras que esto no ocurre en verano,  o con los radiadores encendidos en invierno.

En verano, cuando el aire está mucho más lleno de vapor de agua que en invierno, pues lo emiten el suelo caliente, los ríos, embalses y sobre todo las plantas,  no llueve, pues el aire esta tan caliente que se necesitan más décimas de gramo por litro de lo que hay en la atmósfera. Solo cuando se produce una invasión de aire polar arrastrado por el ''chorro'' atmosférico el aire frío produce la condensación brusca y genera lluvias torrenciales.

De hecho, en verano, la máxima cantidad de vapor de agua en la atmósfera se sitúa sobre el Sahara, donde no llueve.

Llega el otoño, y empieza la secuencia de meandros del chorro polar que inyecta aire frío a la atmósfera encima de España,  Con el vapor de agua existente en la atmósfera y el aire frío, condensa el agua y empieza a llover.  Este mecanismo dura mientras hay agua en el suelo y ésta se evapora por el calor que aún retiene el mismo y la transpiración de los árboles que aún no han perdido las hojas.

El agua precipitada va enfriando el suelo, que evapora cada vez menos agua, y los árboles, con el frío, van perdiendo las hojas, con lo que transpiran cada vez menos.

A lo largo del otoño, y luego en el invierno, hay ya poco vapor de agua sobre la Península (al menos en su interior). Pero el Atlántico conserva el calor del verano, y evapora agua de manera constante. Cuando el chorro polar ha descendido hacia el sur en su oscilación anual, sus meandros implican arrastre de aire, ahora no polar, sino subtropical, del sudoeste hacia el noreste, con vapor de agua que entra en una península sobre la que el aire está frío: Al ascender el aire húmedo y caliente del Atlántico sobre una Península fría condensa y llueve.

Las lluvias, en la Península Ibérica (al menos al sur de la Cordillera Cantábrica) son una consecuencia del movimiento del chorro polar.

Éste, como ya saben los lectores habituales del blog, es una corriente poderosa de aire que circula en la parte alta de la atmósfera, generada por la diferencia de temperaturas entre el ecuador y el Polo Norte y por la aceleración de Coriolis, ésta última consecuencia del giro del planeta de Oeste a Este.

El chorro es un río de aire que circula entre el aire mas en calma como los ríos lo hacen entre los suelos de las montañas y llanuras.

Cuando la pendiente de las montañas es fuerte, la corriente es intensa y los ríos se mueven casi en línea recta. Cuando llega a las llanuras, la corriente se debilita y los ríos hacen meandros tanto mayores cuanto menor es la pendiente que recorren.

El chorro polar era intenso en invierno y verano hace décadas, pero ahora se ha debilitado, al calentarse el Polo norte y disminuir la diferencia de temperaturas entre el Polo y el Ecuador.

Los meandros actuales son intensos, y la posición media del chorro se ha desplazado hacia el norte. Eso implica que los veranos en nuestras latitudes (Portugal, España, sur de Italia, Grecia, ..., ) son cada vez más secos, es decir, que las temporadas sin lluvias se alargan poco a poco con el paso de los años, mientras que aumentan la invasiones repentinas de aire frío en altura en verano, que causan tormentas intensas y tornados.

Los meandros del chorro polar circulan alrededor del planeta girando de Oeste a Este, con escalas de tiempo de entre 7 y 10 días. Mientras, en invierno,  llueve cuando el meandro del chorro arrastra aire húmedo desde el Atlántico central en dirección noreste, entrando por el valle del Guadalquivir y propagándose hacia el centro de la Península, acumulándose la lluvia en las laderas de los montes españoles que dan al oeste  y dejando casi en seco el sotavento de esas cordilleras.

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