Sustenta por qué para los Neopositivistas, incluido Wittgenstein la filosofía no es una actividad legitima, es un pseudoproblema
Respuestas
Respuesta:
Tanto el neopositivismo como la mayor parte de filósofos que se incluyen en la filosofía analítica (incluido Wittgenstein) pensaron que la filosofía entendida de esta forma no es una actividad legítima:
Explicación:
Es común a toda la metafísica tradicional la creencia de que la filosofía es capaz de dar información respecto de la realidad, es capaz de mostrarnos cómo es el mundo, al menos en sus líneas generales. Fijémonos, por ejemplo, en Platón y en Santo Tomás: ellos nos presentan una descripción del mundo que se presume formada de proposiciones significativas y verdaderas, una descripción que nos cuenta cómo es la realidad y de qué tipo de entidades consta: de entidades universales (para Platón, las Ideas), entidades espirituales (las almas y Dios) y corpóreas (los cuerpos físicos); además estos autores creen darnos información significativa y verdadera respecto de las formas principales de conocimiento, las formas principales de la acción moral y social, ... y creen que todo ello es posible básicamente con el recurso de la razón.
Tanto el neopositivismo como la mayor parte de filósofos que se incluyen en la filosofía analítica (incluido Wittgenstein) pensaron que la filosofía entendida de esta forma no es una actividad legítima:
En primer lugar porque los problemas filosóficos son pseudoproblemas: los únicos problemas son aquellos que se refieren al mundo empírico, por lo que pueden expresarse con precisión y solucionarse tarde o temprano en el marco de las ciencias empíricas; las cuestiones tratadas por los filósofos (el problema de la realidad exterior, de las relaciones mente-cuerpo,...) no son problemas verdaderos, reales, son consecuencia de confusiones lingüísticas: si hablo de la siguiente forma “la belleza es uno de los anhelos más profundos del hombre”, “en el mundo la lucha entre el bien y el mal es constante”, ... tenderé a pensar que debe existir algo así como “la Belleza”, “el Bien”, “el Mal” como algo distinto a las bellezas concretas, las acciones buenas o malas concretas, y concluiré, como Platón, que existe un mundo fuera de éste en el que se sitúan las entidades citadas. Para el neopositivismo estas conclusiones son consecuencia del descuido en el uso del lenguaje pues un análisis lógico preciso mostraría, piensan ellos, que los enunciados anteriores se pueden traducir sin pérdida de significado en enunciados que no induzcan al error (error que para ellos consiste en la defensa de entidades del tipo de las Ideas platónicas). Lo mismo ocurre, por ejemplo, en la polémica idealismo-realismo: nada de lo que podamos observar, ninguna percepción, ninguna experiencia, podría dar la razón o decidir la verdad de una u otra teoría. Los problemas filosóficos son irresolubles, no se pueden solucionar mediante la experiencia, luego son pseudoproblemas; lo único que cabe hacer con ellos es “disolverlos”, mostrar que son meras ilusiones producto de confusiones lingüísticas.
En segundo lugar, porque, según esta corriente filosófica, las proposiciones filosóficas carecen de sentido: las únicas proposiciones legítimas son las meramente analíticas o tautologías y las empíricas: en el primer grupo se incluyen proposiciones triviales del tipo “los madrileños son los que han nacido en Madrid”, o “el todo es mayor que las partes que lo componen”, pero también las leyes de la lógica y de la matemática. En el segundo grupo se incluyen los enunciados de la vida corriente del tipo “hoy está nublado” y todos los que encontramos en las ciencias naturales o ciencias empíricas. Los problemas de la filosofía son pseudoproblemas, las proposiciones filosóficas pseudoproposiciones, sinsentidos (“unsinnig”, escribe Wittgenstein), pues, ya se ha dicho, las únicas proposiciones con sentido son las empíricas.