AYUDAAAAAAAAAAAAAA con esto porfa Hacer un cuento sobre los estereotipos entre hombres y mujeres
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Hace varios días, en una frecuentada zona de Nueva York, encontré a Luis McCordy, un amigo con el cual había compartido mucho en la universidad. Se veía muy bajo en peso, a tal punto de que su clavícula dejaba ver sus huesos en una delgada capa de piel, con marcas que rodeaban su cuerpo, quizá quemaduras que había adquirido por el sol, estaba desgastado, con una mirada lívida y su tez curtida, llevaba unos harapos que cubrían su cuerpo, pareciese que no se había bañado en un par de días, su cabello estaba extremadamente largo y desordenado, sus dientes amarillentos. Definitivamente ya no era el Luis apuesto, atlético, de cabello corto y arreglado con varias capas de gel, con una piel limpia, sin el rastro mínimo de exposición al sol, sonrisa en la cual denotaban sus dientes tan blancos como perlas y vestimenta perfecta.
Él notó mi presencia y se acercó a saludarme, un poco confundida y entrañada en mis pensamientos, correspondí a ese apretón de manos y beso en la mejilla que aquel chico me brindaba. Luego de eso, fuimos a un banquillo cercano a conversar lo perdido.
Me contó que cuando terminó de estudiar su carrera, había dejado el ejercicio por falta de tiempo, perdió a su padre en un trágico accidente, por lo que comenzó a trabajar sin descanso, ya que ahora él debía ser el encargado del sustento en su familia. Además, consiguió trabajo en una pequeña pizzería local, ya que no tenía la experiencia para saltar directamente a una gran empresa, su ropa se desgastaba por toda la grasa y el sudor de las largas jornadas de trabajo; se había descuidado mucho, era un joven deprimido, exhausto pero con todas las ganas de salir adelante y ser un orgullo para su familia y para sí mismo.
Un mar de lágrimas inundó mis ojos al oír sus palabras, lo abracé sin duda alguna y me sentí culpable de haberlo juzgado, sin que él se diera cuenta.
Yo, por el contrario, relaté que abandoné la universidad, era una joven que utilizaba gafas, mi cabello era súper corto, usaba brackets que denotaban la imperfección de mis dientes, mi cara era redonda y mis labios supremamente delgados, mi cuerpo sin curvas y las infinitas bolsas que caían de mis ojos reflejaban mi cansancio.
Comencé a ganar dinero de forma...Fácil. Con ese dinero invertí en todo tipo de "arreglillos", pagué una cirugía para dejar de usar gafas, aumenté el tamaño de mis senos y glúteos, me hice una liposucción y una rinoplastia, sin dejar de lado unas cuantas inyecciones de botox en mis labios y pómulos. Ah, claro, me hice un diseño y blanqueamiento de sonrisa, dejé crecer mi cabello y al no ser suficiente, comencé a usar extensiones. Sabía lo que todo eso significaba para mi familia, por lo que me había olvidado de ellos por completo.
Abracé de nuevo a Luis, en ese momento me di cuenta de todo lo que mis acciones conllevan, contrarias a mi apariencia, mismo caso de Luis, sin embargo; Luis era un ángel caído del cielo, con un carisma que regodeaba cada parte de él, yo era una chica superficial e inmadura, reflexioné sobre todo y al final entendí que es increíble cómo la sociedad ve con ojos de perfección a aquellos que solo se ven bien físicamente, y con ojos de repulsión a aquellos que no cumplen con sus etiquetas de belleza subjetiva.