• Asignatura: Salud
  • Autor: Amaranta12
  • hace 7 años

¿Qué hacer para que la frustración no deje cicatrices? Explica.

Respuestas

Respuesta dada por: jeansierra
1

Respuesta:

olvidar lo que te dijeron y seguir como tu vida cotidiana

Explicación:

;)


Amaranta12: gracias, me sirve
jeansierra: de nada
Respuesta dada por: marantoniora03
1

Respuesta:

Cuando sufrimos una herida nuestro organismo se moviliza y pone en marcha procesos complejos para regenerarse: aumenta la coagulación a través de las plaquetas, los macrófagos se activan para eliminar bacterias y suciedad, se produce una inflamación momentánea, se reponen los tejidos dañados… Esta fascinante capacidad es natural y automática; un modo de autorregulación organísmica.

Del mismo modo que sufrimos heridas físicas, sufrimos heridas psicológicas: pérdidas o agresiones que nos dañan y rompen nuestros esquemas del mundo o de nosotros mismos y nos dejan debilitados, desorientados, asustados o en conflicto. Como niños que aprenden a caminar, descubrimos que el mundo tiene esquinas afiladas y al golpearnos en ellas descubrimos con dolor sus límites y los nuestros. Vivir, crecer, se convierte entonces en un camino de aprender a caer y aprender a levantarse. Vivir es aprender a cicatrizar.

Algunas de estas heridas emocionales están producidas por acontecimientos traumáticos, intensos, inesperados y excepcionales: agresiones, amenazas graves o catástrofes. Pero otras están producidas por sucesos cotidianos: desencuentros, carencias, conflictos, pérdidas… Son inherentes al hecho de vivir, pero aun así pueden resultar muy dolorosas. Como son menos llamativas es más probable quitarles importancia y no atenderlas, y de ese modo sus efectos a largo plazo quedarán camuflados en limitaciones, rigidez o síntomas aparentemente no relacionados.

Cuando sufrimos una herida emocional nuestro organismo también moviliza sus recursos en busca de su cicatrización. Pero al igual que algunos elementos pueden dificultar la curación de un daño físico (agotamiento del organismo, acumulación de heridas, nutrición deficiente, falta de elasticidad de la piel,…) también hay diferentes factores que influyen en la curación emocional y distintas maneras en que la interrumpimos. Si esto ocurre, además del daño agudo que la herida supone, se produce una mala cicatrización, una secuela crónica: el desarrollo psicológico queda interrumpido o lastrado por esa herida mal curada, que consume recursos inútilmente y nos deja apegados al pasado. El trastorno de estrés postraumático (TEP) o el trastorno adaptativo son dos ejemplos llamativos de lesión psíquica ante una herida emocional, pero hay muchos otros síntomas y modos más sutiles en que quedamos con un asunto pendiente, girando en torno al daño durante mucho tiempo y sin llegar a resolverlo.

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